«Gracias a Dios, la ciencia nos dio la razón. Mi hijo no se suicidó. Ahora, señor Greca, sincere la investigación y encuentre a la persona que asesinó a mi hijo«. Con vehemencia y autoridad, Natalia Uribe le dice a Clarín las palabras que tuvo con el juez que está al frente de la investigación por la muerte del soldado Pablo Córdoba (20), que fue encontrado con dos proyectiles de FAL (Fusil Automático Liviano) en su cabeza la madrugada del 1 de junio último, en el Regimiento de Zapala, Neuquén.
A casi cuatro meses de lo sucedido en el mismo regimiento donde en 1994 fue asesinado el soldado Omar Carrasco, en las últimas horas el Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de Neuquén dio a conocer el informe de la ampliación de la autopsia que se le realizó al cuerpo de Córdoba. «No hay rastros de pólvora en las manos de la víctima y es imposible que después del primer disparo el lesionado pueda realizar movimientos conscientes y activos», dice un pasaje del texto.
Maximiliano Orpianessi, abogado de la familia Córdoba, junto a Uribe, no duda en asegurar que «al descartarse la teoría del Ejército, que argumentaba que se había suicidado, en la muerte de Pablo se comprueba la existencia de terceros, por lo tanto estamos hablando de asesinato. El juez Greca tendría que empezar por cambiar la carátula y dar de baja la de ‘muerte dudosa’. Sin lugar a dudas, estamos ante la noticia más importante desde que sucedió el hecho»,
El letrado, además, dice que hay otra prueba contundente: «El cargador del fusil estaba separado del resto del arma cuando lo encuentran a Pablo, algo que no sucede con el simple cimbronazo, sino que hay que hacer una maniobra específica para extraerlo. Por otra parte, la misma pericia señala que el arma estaba en el modo tiro a tiro, lo que echa por tierra la posibilidad de accidente por la disposición del disparo. Ahora hay que investigar por qué el supuesto homicida sacó el cargador».
El abogado no duda que el juez Greca «está buscando algún justificativo en las pericias del teléfono y de la computadora de Pablo para mantener la teoría del suicidio. Evidentemente está presionado por el Ejército, pero por suerte, como dice Natalia (Uribe), está la ciencia para comprobar lo que venimos sosteniendo desde un primer momento. Esto es un asesinato con todas las letras«.
Orpianessi, en diálogo con Clarín, comenta que a partir de está noticia empezó «a pedir pruebas de todos los colores. Pedí una ampliación de todas las personas que declararon ante el juez, también solicité medidas de pruebas de nuevos careos, porque cuando se realizaron hubo llamativas contradicciones; también requerí ampliación de la balística, pruebas de cámaras y que se realice otra reconstrucción de lo que pudo haber ocurrido. ¿Cómo puede ser que el FAL no tenga huellas si Pablo, que lo sostenía, no tenía guantes?»
Pablo Córdoba junto a su mamá Natalia Uribe y su hermana. «Hay encubrimiento del Ejército», dice Urbie.Suspira profundo Natalia, que más allá de todo el dolor que viene atravesando, entiende que «esto es un alivio y ahora hay que arrancar con el foco en la búsqueda del culpable. El juez Greca tiene que intensificar la investigación y sacarse la presión del Ejército… Si no voy a pensar que está ciego, porque no ve lo que es evidente. A mí recién me llamó a declarar el viernes pasado y me preguntó por el estado de ánimo de mi hijo. ¿Cómo puede ser? Me insistía con que si Pablo estaba triste, deprimido, bajoneado por algo… No señor, mi hijo era un muchacho normal, feliz, con altibajos como cualquiera».
Extracto de la ampliación de la autopsia realizada al soldado Pablo Córdoba, en la que se descarta el suicidio.Incansable, Uribe averiguó, a través de «gente que trabaja en el Ejército, que en agosto hubo traslados y cambios de destinos en los altos jefes. Se le dio el pase al jefe de la Guarnición de Zapala, el teniente coronel Lamas, y no tenemos respuestas del por qué de su traslado. Después que ya salió el pase del teniente coronel Green, jefe del Grupo de Artillería y también al teniente González, que era el oficial de servicio cuando pasó lo de mi hijo. Es todo muy raro pero el Ejército se mueve a su antojo«.
MG