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Sugestivamente, se acordaron que hay una biblioteca municipal cerrada desde hace muchos meses

Es más que evidente que la conducción municipal que ya está  en retirada no le va a dar el gusto a intendente electo Pablo Carrizo de cumplir con una de sus promesas, cuál era la de proceder a la reapertura de la biblioteca “Mariano Morano” inmediatamente después de asumir el cargo el 10 de diciembre.

Es que, sugestivamente, la gestión de Fernando Cotillo se acordó que este espacio cultural y público, ubicado en una céntrica esquina, estaba cerrado desde el mes de marzo y dio la orden para que se produzca su reapertura, a más tardar la semana próxima.

Las directivas recayeron en la Secretaria de Cultura, Deportes, Turismo y Recreación, Sandra Díaz, por lo cual hace pocos días comenzaron las tareas de limpieza, pero además pareciera que la funcionaria recién se está interiorizando del bagaje que conforma el patrimonio cultural y de otros elementos que almacenan en el edificio.

No en vano tuvo que convocar a una escribana pública para rubricar las actas del inventario que se está realizando.

A la puerta de acceso a la biblioteca le habían cambiado la cerradura para que no ingresara la entonces directora Yanina Grabano luego de que la misma fuera suspendida provisoriamente y debiera tomarse una licencia al agravarse su  cuadro de salud mental.

Ello derivó en su drástica decisión de suicidare en su domicilio particular, penoso suceso que se registró en la tarde de 22 de marzo de este año.

Grabano había sido protagonista de un escandaloso episodio que cobró notoriedad nacional el 19 de octubre de 2022 en circunstancias que se realizaba un acto en el Centro Cultural con la presencia de la gobernadora Alicia Kirchner, una de la pocas veces que la mandataria visitó esta ciudad en ocho años de gobierno.

La directora trató de acercarse a la mesa de autoridades para pedirle 20 litros de pintura para remozar las instalaciones de la biblioteca, ya que la gestión comunal hacía oídos sordos a ese mínimo reclamo.

Apenas pudo balbucear algunos gritos y fue sujetada y retirada a los empujones por el personal de seguridad.

La gobernadora atinó a desligarse del caso diciendo que se trataba de un problema de la comúna, mientras Cotillo quedó estupefacto como queriendo que lo tragara la tierra.

Ahora, cuando falta casi un mes para cesar su mandato, probablemente alguien le sugirió que era necesario proceder a la reapertura de la biblioteca para no dejarle esa facultad a quien lo sucederá, a modo de procurar borrar un triste pasaje en los anales de la historia de Caleta Olivia. Pero ya es tarde.

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