Todos, o la mayoría, de los más de mil informes de Inteligencia que la Justicia encontró en la notebook del agente de Inteligencia K Ariel Zanchetta llamaron la atención de los investigadores judiciales. Pero hay uno que despertó un interés singular entre quienes aún siguen extrayendo material clasificado de su computadora. En alrededor de 15 días quizá se obtengan todos los documentos guardados en siete terabytes de espacio. La carpeta que resaltó por sobre las otras tantas incorporadas al expediente del caso Espionaje K, tiene como protagonista a una de las personas más influyentes del entorno de Cristina Kirchner. Se trata del comisario y jefe de la custodia de la vicepresidenta, Diego Carbone. Zanchetta lo tuvo como «objetivo» y realizó un informe sobre él. ¿Por qué se interesaría en hacer «inteligencia» sobre ese policía responsable de la seguridad de la señora Kirchner?
Lo que intrigó aun más a quienes pesquisaron la computadora de Zanchetta es que el espía enfocó su trabajo en Carbone justo en la víspera del atentado fallido contra la vice.
¿Por qué en ese momento? ¿Qué significa? ¿Fue solo por azar? Fuentes del caso Espionaje K le confirmaron a Clarín esta novedad de una causa que generó estrépito en el mundo del poder pero que, en rigor, recién empieza.
El custodio Carbone quedó envuelto en una polémica porque se mueve todos los días como sombra de su Jefa. Pero no estaba junto a ella en el momento que tal vez más lo necesitaba.
La noche del 1 de septiembre del 2022, la vice llegó a su departamento de Juncal de Uruguay en medio de un clima de fervor militante y tensión política: se definía su suerte procesal en la causa «Vialidad». Entre medio de cientos de personas que la vivaban, querían tocarla, transmitirle cariño, que le firmaran una dedicatoria de su libro «Sinceramente», nadie de su entorno detectó que un joven Fernando Sabag Montiel había logrado acercársele a pocos centímetros, sacó un arma y disparó. La bala no salió. Nunca podría haberlo hecho porque para hacerlo debería haber sido cargada su recámara. El resto es historia conocida.
El jefe de la custodia de Cristina no estaba allí. Tenía un turno con un médico, argumentó. Cuando supo lo que había pasado llegó de inmediato al lugar y fue en forma personal a los tribunales.
Lo que no sabía hasta este momento es que Zanchetta había recopilado datos de Carbone no muchas horas antes de que Sabag Montiel fallara en su intento de asesinato a la vice.
Zanchetta también habría buscado toda la información posible sobre el joven que confesó haber intentado disparar su arma casi pegado al rostro de Kirchner. Pero su nombre ya era conocido ni bien sucedió ese magnicidio que no fue.
La pregunta vuelve una y otra vez entre quienes conocen esta información: ¿Por qué el espía K justo se ocupó de conocer todo lo que podría saber sobre Carbone antes de esa noche de shock para la vice y para todo el país?
¿Azar? ¿Podía saber algo que nadie sabía?
Son interrogantes válidos, pero que por ahora no preocupaban a los investigadores del caso Espionaje K.
En busca de una conexión
Quienes detectaron la reunión de información sobre el jefe de la custodia vicepresidencial no le restaron importancia, pero tampoco encontraron algún tipo de conexión alarmante.
Al menos hasta el mediodía de este jueves, tampoco se había encontrado algún tipo de orden escrita a Zanchetta con el pedido para que armara «la tira» de material sobre el jefe de los guardaespaldas de la vice.
El fiscal de la causa Espionaje K es Gerardo Pollicita, enfocado ahora en otros nexos que podrían develarse en esta trama de alta complejidad.
Más allá del llamativo archivo que Zanchetta guardó en su Notebook, esta semana en los tribunales la batería de medidas solicitada al juez Marcelo Martínez de Giorgi empezaron a tener respuestas. Algunas son muy positivas para la investigación.
La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) le confirmó a la Justicia, de modo oficial, que Ariel Pedro Zanchetta fue agente «inorgánico» de ese organismo durante varios años, culminando esa relación laboral a fines del 2015. De acuerdo a fuentes del caso Espionaje K, la AFI también reveló incluso quiénes eran los «Jefes» de Zachetta.
Coinciden con los espías que, de acuerdo a un dictamen del fiscal Pollicita, siguieron vinculados con este agente, quien sería parte de una red clandestina de recolección de información utilizada después por funcionarios K en contra de sus «enemigos».
Aunque haya sido un «inorgánico» de la AFI, y no un agente que formó parte de la plantilla de contratados, Zanchetta debería haber cumplido con las normas que rigen a Ley de Inteligencia. No lo hizo.
Es decir, ya está acreditado que realizó acciones de espionaje enfocadas en filiaciones políticas de sus objetivos, sobre la Fe que profesan, o sobre sus orientaciones sexuales, entre otros ítems que la legislación dice expresamente que está prohibido realizar.