Los dueños de la clínica de fertilidad y de un laboratorio de La Plata serán llevados a juicio en una causa en la que se investigan falsos tratamientos y engaños a pacientes y obras sociales. Romina es una de las denunciantes y le contó a TN su dramática historia.
14 de noviembre 2023, 05:58hs
Romina Goitía quería cumplir su sueño de ser mamá junto al amor de su vida, Máximo. Buscaron durante muchos años, pero debido a una dificultad para quedar embarazada tuvieron que asistir a una clínica de fertilidad. Sin embargo, asegura que fue estafada por tres profesionales de la salud que jugaron con su ilusión. Hoy, con 40 años, perdió las esperanzas de tener un hijo y deberá afrontar un largo proceso judicial para que los responsables paguen por sus actos.
En la causa, que ya fue elevada a juicio, están imputados la médica Paola Rita Cano Carabajal y su esposo Juan Pablo Pilili, licenciado en Biología. Ambos son dueños de la clínica de Medicina Reproductiva Eclos, de la ciudad de La Plata. También quedó involucrado Santiago Pablo Claver, bioquímico y director del laboratorio Vitalis, quien habría actuado en complicidad.
Leé también: La ANMAT prohibió los tratamientos capilares que las famosas promocionan en las redes
A todos ellos la Justicia penal los acusa de haber cometido los delitos de “estafa, falsificación de documento y uso de documento falso, en concurso real con ejercicio ilegal de la medicina”.
Según el fiscal Martín Almirón, titular de la UFI N°8 de La Plata, engañaban a sus pacientes con objetivo en común: “Obtener dinero a través de análisis y tratamientos de fertilización asistida”. Entre las prácticas, los médicos daban resultados falsos de estudios clínicos, tales como espermogramas y test de embarazo, y medicaban sin necesidad.
Pero no solo eso, sino que se comprobó que en algunos casos “la atención de las pacientes se efectuó sin contar con habilitación ni autorización para hacerlo”, detalló el funcionario en el requerimiento de elevación a juicio. Todavía no hay fecha definida, pero podría ser abreviado.
“Jugaron con la ilusión y el deseo que tenía de ser mamá”
En diálogo con TN, Romina contó que desde hacía 13 años que intentaba quedar embarazada. Por una obstrucción ovárica nunca pudo concebir. Por eso, recurrieron a la clínica de fertilidad Eclos, que está ubicada en la esquina de 8 y 40, en la capital bonaerense, usando una trasferencia de óvulos y esperma donados del banco Cryobank.
Para encontrar este lugar tuvo que averiguar mucho, pero lo que la convenció es la rapidez con la que podían hacerle el tratamiento. “Cuando llegué a la clínica, me atendió la médica y me dijo que no tenía lista de espera. Eso me pareció raro, pero a la vez esperanzador, ya que con otras que había consultado había que esperar bastante”, aseguró la víctima.
Después de reservar la fecha para comenzar con el tratamiento, la citaron para el 22 de marzo al mediodía. Por lo que representaba para ella y su marido, aseguró que nunca se va a olvidar de ese día. “Llegamos media hora antes. Estábamos muy ansiosos y expectantes. Entré al consultorio, la doctora Cano Carabajal me hizo la transferencia y me pidió que haga reposo y que me cuide para que el tratamiento funcione”, relató.
Dos días después, la doctora le mandó un WhatsApp pidiéndole que vaya al laboratorio Vitalis, de calle 18 entre 58 y 59. Le dijo explicitamente que sacara turno para el 1 de abril, para hacer un estudio beta, que sirve para detectar si logró el embarazo y para controlar que la gestación evolucione correctamente.
Cuando regresó a los pocos días a Eclos después de hacerse el análisis de sangre, la doctora le informó algo que nadie había podido hacer en 13 años. “Te dejé embarazada”, fueron las palabras que hicieron llorar de felicidad a Romina. Si bien los niveles eran “muy bajos”, le dijo que lo importante era el avance, lo que los otros médicos no habían logrado.
Leé también: 74 monos usados para investigación quedaron en un laboratorio y ambientalistas reclaman que sean trasladados
Romina y Máximo volvieron a su casa con una alegría inmensa. Le rezaron a Dios y le agradecieron por la bendición. También le contaron la noticia a toda su familia, incluido al papá de la mujer, quien estaba muy grave de salud. “Lo que más me dolió es que mi papá se murió pensando que yo había podido quedar embarazada”, expresó indignada.
“Inmensamente feliz le pedí el resultado a la doctora, para verlo y poder por lo menos sacarle una foto con el teléfono, pero me respondió que no lo tenía en su poder”, contó Romina. En ese momento pasó desapercibido este dato, pero con el diario del lunes pudo comprobar que ahí había comenzado el engaño.
“Yo empezaba a asimilar la noticia, que era la primera vez que escuchaba que estaba embarazada. Salí muy feliz del consultorio. Llamé a mi esposo para decirle la noticia, con todo lo que ello implica. Ambos estábamos muy felices. Para nosotros ya era superar una barrera, jamás habíamos sentido tan cercana la posibilidad que podíamos ser padres, esta vez creíamos que nuestro sueño podía empezar a cumplirse. Después de tantos negativos y tanto sufrimiento, teníamos un avance”, contó.
“Me había dado la noticia más importante de mi vida. Me acosté esa noche tocándome la panza, hablándole y pidiéndole a Dios que todo siga, y dialogaba con mi bebé, calculando que nacería en noviembre o diciembre. Hasta le di la noticia a mi padre, quien estaba internado en la Clínica Belgrano de La Plata, muy delicado de salud. Le dije que iba a hacer abuelo, una noticia que él estaba esperando, emocionado y entre lágrimas se puso muy feliz”, agregó.
Sin embargo, una semana después, Romina volvió al consultorio para reiterar el pedido de los resultados. Ella los quería tener en la mano y verlo con sus propios ojos, pero nuevamente se lo negaron. Al lunes siguiente, la mujer menstruó y su ilusión se derrumbó. “Cuando fui a la clínica la doctora me dijo que tuve un aborto espontáneo. Después descubrí que el estudio de sangre que me había dicho que era positivo, había dado negativo. Lo habían falsificado”, contó resignada.
Romina asegura que el laboratorio donde se hizo el examen de sangre actuó en connivencia con la clínica de fertilidad. “Cuando fui a buscar el resultado del análisis de sangre me dijo en la cara y frente a otras pacientes ‘te estafaron, nunca estuviste embarazada’. Ahí me contó que el marido de la doctora trabajaba en ese laboratorio, y me pidió que no lo denuncien porque era una clínica reconocida. Ahí me enteré de que había falsificado el beta. Incluso, intentó sobornarme”.
No solo fue afectó psicológicamente a Romina, sino también en su estado de salud físico. “Me sentí muy mal al notar que era una fábula lo de mi embarazo y me di cuenta de que la doctora sabía que no estaba embarazada, y aun así me continuó medicando, lo que me provocó una sobredosis hormonal”, remarcó.
Después de varios meses del hecho, se dio cuenta de todo: “Su modus operandi era la captación de personas como yo, vulnerables, abusando de la necesidad de engendrar. Sumado a confabulación entre el laboratorio y genetista con la intención de obtener dinero de los pacientes y obras sociales que lo autoricen. Me di cuenta de la mentira y que debía comenzar de cero nuevamente”.
Consultada sobre si volvería a someterse a este tratamiento, reveló: “Tardé un año en canalizar todo el dolor que sentí en ese momento. Fue un duelo que me costó mucho superar. Pienso hacerlo de nuevo, pero me da miedo. Desde esa fecha que estoy con terapia. Aunque quiera seguir buscando tener un bebé, el reloj biológico se me sigue pasando. Uno confía en su médico, pero me estafaron y me va a costar volver a confiar”.
Además, explicó que fue duro encontrarse con los relatos de otras mujeres que vivieron experiencias similares. “Fue terrible escuchar las historias de otras chicas, muchas que no se atreven a contar, otras porque quieren seguir buscando quedar embarazadas y para hacer el tratamiento tenés que estar tranquila, saben que un proceso judicial es muy perjudicial para la salud mental”.
La madre de todas las estafas: cómo actuaba la clínica Eclos para engañar a sus pacientes
El objetivo de la Clínica de Fertilidad Eclos y el Laboratorio Vitalis era el de engañar a sus pacientes y a través de ellos cobrarle a las obras sociales altos honorarios por servicios médicos que no eran necesarios.
De acuerdo a la fiscalía, la doctora Cano Carabajal falsificaba los resultados del beta para decirle a las personas gestantes que habían quedado embarazadas. Después les mentía con que habían tenido abortos espontáneos, para así poder repetir el tratamiento y cobrar nuevamente a la obra social.
Además, trabajaba presuntamente en connivencia con el laboratorio Vitalis, que era el lugar donde se hacían los análisis de sangre. Allí trabajaba su esposo Pilili y el dueño, Santiago Claver.
“De las pruebas surge claramente que Vitalis formaba parte de Eclos, ya que el biólogo (marido de la médica que indicaba los tratamientos) trabajaba en el laboratorio, haciendo los espermogramas que firmaba Claver, cuyos resultados justificaban un tratamiento de fertilidad”, expresó Martín Almirón.
Por su parte, el fiscal reveló que los documentos que fueron aportados a la causa estaban adulterados y algunos tenían un logo distinto al de la empresa. Durante un allanamiento, se secuestraron historiales clínicos y otros elementos que serán mostrados como prueba en el juicio.
Por otro lado, según pudo saber TN, habría otra profesional de la salud involucrada en la trama de estafas. Se trata de Carla Valiente, embriologa veterinaria, quien trabaja en el equipo de Eclos. Ella no fue incluida en este proceso, pero está siendo investigada en paralelo. La Justicia sospecha que firmaba los tratamientos como embriologa, sin contar con la autorización del Colegio de Médicos.
“Me hace acordar al caso Lotocki”: el desamparo de las víctimas y el pedido de Justicia
Hoy la clínica Eclos sigue trabajando, con total normalidad. Lo que buscan las víctimas es justicia y que no le pase a nadie más. Romina, junto a sus abogados Noelia Ponce de León y Guillermo Aristi, encabezan la denuncia contra los profesionales de salud y exigen que los responsables del engaño paguen por sus acciones.
Sin embargo, asegura que es muy difícil todo el proceso por el que tienen que pasar. “Yo solo buscaba ser mamá, cumplir ese sueño, no meterme en este lío. Lo hago para que otras mujeres no pasen por lo mismo. Si bien la causa fue elevada a juicio y podría hacerse dentro de 3 años, todavía tienen instancias de apelación. Encima ellos siguen atendiendo. Están jugando con la ilusión y la salud de la gente. Me hace acordar al caso Lotocki”, aseguró.
“Yo, como muchas mujeres víctimas de Eclos, sabemos que no se haga justicia no vamos a poder avanzar. Nos expusieron a una situación de vulnerabilidad, de violencia. Yo soy católica y me enojé mucho con Dios, pero entendí que son las personas las que eligen hacer maldades. Nos hicieron daño y ni siquiera nos pidieron perdón”, cerró.