Por el encarecimiento de los bienes y servicios en dólares en el país, se redujo la capacidad de compra de los turistas extranjeros, mientras mejoró el poder de compra de los argentinos en el exterior.
Esto se evidencia en el cambio en los movimientos turísticos. Más argentinos empezaron a viajar al exterior, con tours de compra incluidos, y se desaceleró la llegada de turistas del exterior. Por ejemplo, los fines de semana y feriados hay una avalancha de compra de los mendocinos en Santiago de Chile.
Según la Fundación Mediterránea, los chilenos perdieron 42% de su capacidad de compra desde diciembre hasta la actualidad, mientras que los brasileños perdieron 38%. En 2023, chilenos y brasileros representaron 37% de los visitantes del exterior.
En tanto, “la capacidad adquisitiva de los argentinos para hacer turismo en el exterior durante 2023 fue entre 5% y 11% inferior a la de los últimos 5 años, según si se considera valor de dólar blue o valor de dólar “turista”, respectivamente. Eso explica que el turismo emisivo se encontrara algo contenido durante el último año”.
Sin embargo, desde diciembre, esa capacidad de compra de bienes y servicios turísticos de los argentinos en el exterior creció 57% (medida a dólar blue) y 20% (al valor de dólar “turista”), agrega el Informe.
“Esto lógicamente no se traducirá automáticamente en una suba del turismo emisivo porque el contexto de pérdida generalizada de capacidad de compra para adquirir bienes y servicios localmente será dominante en la mayor parte de los casos. Pero podría generar mayores incentivos a realizar turismo emisivo a mediano plazo, especialmente si se prosigue varios meses más con un crawling peg del 2% mensual”, asegura la Fundación Mediterránea.
Históricamente, el turismo receptivo ha sido generador de divisas, que se conforma con los gastos que realizan los viajeros internacionales en el país. El flujo total de ingresos del turismo receptivo se ha mantenido cerca de los US$ 5.000 millones durante la última década, exceptuando 2020 y 2021, que fueron años de restricciones a los viajes.
En 2023, los ingresos generados por el turismo receptivo alcanzaron los US$ 5.442 millones y fueron superiores a los de 2019, siendo el segundo mejor registro en dos décadas.
En el caso del turismo emisivo, la salida de divisas ha oscilado de manera más errática, respondiendo de manera más elástica a los cambios de precios relativos que favorecieron el turismo en el exterior. En 2023, los viajes de residentes al exterior explicaron una salida de US$ 7.258 millones, señala el Informe.
El saldo, si bien fue negativo, se encuentra entre los más bajos de la década. En general, el turismo receptivo históricamente ha sido más estable, exhibiendo mayores oscilaciones que el turismo emisivo, fruto de apreciaciones o depreciaciones cambiarias.
El mayor déficit se evidenció en 2017, cuando el tipo de cambio bajó en términos reales e hizo que se abarataran mucho los consumos en el exterior, al tiempo que previamente se habían eliminado el cepo cambiario y los recargos a los consumos en el exterior, dice el Informe.
NE