El tenista Eduardo Agustín Torre, quien llegara a ser 596° del ranking de singles de la ATP, fue suspendido por cinco años y recibió 35 mil dólares de multa tras cometer «35 infracciones» al Programa Anticorrupción del Tenis, según comunicó la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA).
El olavarriense de 29 años, que no juega de manera profesional desde noviembre de 2018 -lo hizo por última vez en un Future en Viña del Mar, Chile-, está radicado desde hace algunos años en México y se dedica al pádel, deporte en el que compite nada menos que en el circuito A1 Padel, el segundo en relevancia a nivel internacional -después de Premier Padel-.
Nacido el 18 de octubre de 1994, Torre es el sexto tenista argentino sancionado por temas vinculados al arreglo de partidos: en 2018 fueron suspendidos Nicolás Kicker (tres años; reducida a dos años y ocho meses; «tengo una segunda oportunidad»), Patricio Heras (tres años), Federico Coria (dos meses por no denunciar un intento de soborno); y en 2021 cayeron Franco Feitt, quien quedó marginado de por vida por haber violado el Programa Anticorrupción en varias ocasiones entre 2014 y 2018, y Nicolás Arreche, a quien le dieron cuatro años de suspensión.
La sanción, según informó la ITIA, está relacionada con un caso penal que involucró a un sindicato de arreglo de partidos en Bélgica. La colaboración entre la ITIA y las autoridades belgas dio lugar a una condena de cinco años de prisión para Grigor Sargsyan, el líder del sindicato. Los cargos contra Torre se relacionan con delitos de 2017, pero el caso de la ITIA se aplazó hasta después de la conclusión del proceso penal.
Los cargos contra el tenista incluyeron la facilitación de apuestas, la manipulación del resultado de los partidos, la solicitud de dinero o beneficios para influir negativamente en los mejores esfuerzos de un jugador, la falta de denuncia de intentos de soborno y la falta de denuncia de delitos de corrupción. Según conoció Página/12, durante sus años como tenista activo incluso llegó a oficiar como intermediario, esos jugadores que no participan en las apuestas pero que accionan como nexo entre sus compañeros del circuito y los apostadores, a quienes les facilitan el dato de los interesados.
Torre, quien fuera 596° en septiembre de 2014, “no respondió a las acusaciones». El caso fue dictaminado por un Oficial de Audiencias Anticorrupción (AHO) independiente llamado Amani Khalifa. «Al no responder a los cargos de la ITIA, Torre efectivamente admitió su responsabilidad por todos los cargos y accedió a las sanciones”, comunicó la ITIA. La suspensión comenzó a correr a partir de la fecha de la decisión -26 de abril de 2024- y caducará el 25 de abril de 2029.
Cómo accionan las mafias
Las mafias de las apuestas operan con suma libertad en el micromundo del tenis y, si bien son perseguidas por la ITIA -que nació en 2007 como Unidad de Integridad del Tenis (TIU)-, consiguen que los principales perjudicados sean los propios jugadores en un deporte marcado por la desigualdad económica, con una diferencia abismal de premios entre los pocos que pueden vivir del tenis y una enorme mayoría que vive el día a día.
Los circuitos menores, en los que más se siente el reparto dispar del dinero, configuran la base sustancial para los impulsores del negocio. Según supo este medio, en los Futures -actuales ITF World Tour, el primer escalón del tenis profesional- pueden ofrecer entre 2000 y 3500 dólares por perder un partido y entre 1000 y 1500 por perder un set, aunque incluso pueden arreglar con el jugador que pierda, por caso, un parcial un resultado exacto.
En medio de la epidemia que representa el arreglo de partidos, considerado el delito mayor en un mundo proliferado por las apuestas y por unidades que se benefician por el delay -entre seis y diez segundos- que hay con el livescore, existe un punto medio: el de los mediadores, aquellos intermediarios que acercan partes interesadas y se llevan una comisión por su trabajo.
Según conoció este diario algunos años atrás, el propio Torre se dedicó a esa actividad además de al arreglo de partidos explícito. Los mediadores no participan de las apuestas pero emergen como nexo: tienen contacto directo con los apostadores y reciben comisiones cercanas a los 300 dólares. Su trabajo es simple: enviar algunos mensajes y coordinar los resultados.
Los dueños del negocio suelen entregar teléfonos celulares de incógnito para los intermediarios, cuya experiencia muchas veces alcanza límites violentos. Los jugadores utilizan aplicaciones seguras para que las conversaciones no queden registradas y se manejan con el celular escondido. «Dos veces estuve cara a cara con apostadores fuertes y uno incluso llegó a amenazarme», le contaron alguna vez a este medio.
La vida de Torre en el pádel
Agustín Torre, alejado del tenis desde que comenzaran las investigaciones en su contra, se dedica desde hace varios años al pádel profesional. Y no es un jugador menor: en el presente se ubica como el 7° del ranking de A1 Padel, el segundo circuito en importancia a nivel internacional, propiedad de Fabrice Pastor, un poderoso empresario del Principado de Mónaco.
En 2019 y con 24 años, cuando ya conocía la investigación, tomó la decisión de dejar el tenis. Por entonces contaba: «Me quedó un recuerdo hermoso; fue una parte increíble. Pude viajar por todo el mundo, pude conseguir muy buenos resultados. Estoy contento por mi carrera: llegué a estar en competencia con el chileno Nicolás Jarry, con (Juan Ignacio) Londero, con (Diego) Schwartzman. Incluso me entrené con (Juan Martín) Del Potro y con Mónaco; me enfrenté con Horacio Zeballos en dobles. Hoy lo mío es el pádel».
El olavarriense vive en México, juega de revés y forma pareja desde hace pocas semanas con el uruguayo Diego Ramos, de 39 años y actual 8° del escalafón de A1 Padel. Le dicen «Loco»: se calienta, de repente saca tiros ilógicos pero tiene talento, cuentan en el mundo de las palas. Hasta el mes pasado integró la dupla con Juan Ignacio De Pascual, una de las grandes joyas del pádel argentino -4° del mundo en A1 y 233° en Premier Padel-.
Junto con el joven de Pergamino, de 19 años, actuó por última vez en abril pasado: juntos buscaron la clasificación al Premier Padel P1 de Mar del Plata -del 20 al 26 de mayo próximos-, el torneo más relevante del país, y quedaron a las puertas. Ya habían logrado un gran resultado: este año alcanzaron las semifinales del Master de A1 Padel y cayeron con Maximiliano Arce y Franco Dal Bianco, los número uno del circuito.
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