La dieta alcalina capturó la atención de muchos en busca de una vida más saludable. Promete equilibrar el pH del cuerpo al consumir alimentos que supuestamente son alcalinos, lo que, según sus defensores, puede prevenir enfermedades y promover una salud óptima.
Sin embargo, como con cualquier tendencia dietética, es esencial explorar tanto sus beneficios como sus posibles riesgos. En su esencia, la dieta alcalina se centra en consumir alimentos que se consideran alcalinos, como frutas, verduras, frutos secos y legumbres, mientras se evitan los alimentos ácidos, como la carne, los productos lácteos y los alimentos procesados.
Se cree que estos alimentos alcalinos pueden ayudar a equilibrar el pH del cuerpo, manteniéndolo en un estado más alcalino y, por ende, más saludable. Los defensores de la dieta alcalina argumentan que seguir este régimen puede proporcionar una serie de beneficios para la salud, que van desde la pérdida de peso hasta la prevención de enfermedades crónicas como el cáncer y la osteoporosis.
Se sostiene que una dieta alcalina puede reducir la inflamación, mejorar la digestión y aumentar los niveles de energía. A pesar de sus supuestos beneficios, la dieta alcalina no está exenta de críticas y riesgos potenciales para la salud que deben ser considerados:
EL TIEMPO (GDA)