Ilán Amores tiene 32 años. Vive solo, en un departamento heredado de sus padres, en el barrio de Belgrano. Más que un departamento, esta es la guarida de un músico inquieto y sensible. Es la factoría de la que salen a borbotones canciones que hablan de extraños personajes cotidianos (Pedro Méndez, Va ser), vivencias personales (Caballo negro, Angelitos) o amores mal pagados (Bar La Perla).
Para muchos Ilan es el nuevo niño mimado de la cumbia. Pero una cumbia muy personal que mezcla la rebajada que se hace en Monterrey, México (de un ritmo más lento que la cumbia colombiana) con la cumbia villera del conurbano bonaerense. A esto él le agrega un toque “a la Manu Chao”, uno de sus ídolos musicales y con quien viene de compartir una tocada callejera en Villa Fiorito, frente a lo que fue la casa de Diego Maradona.
Si bien nació en Buenos Aires, Ilan creció y se crió en Posadas, Misiones.
«Mi viejo es del Chaco, y mi vieja misionera -dice-. Se conocieron estudiando en la Facultad del Chaco. Después vinieron acá, les fue bien hasta que vino el 2001, y nos fuimos todos para Misiones atrás de un laburo de mi vieja, que llegó y encima la echaron. Un quilombo, pero allá me encontré con un poco de patio, un poco de verde, un perro, otra vida. ¿Qué me esperaba acá? Seguro iba a ir a un colegio bilingüe, iba a jugar al rugby. Iba a vivir en un tupper si no me iba.
-¿Y te acostumbraste de nuevo a la ciudad?
Si, me encanta. Aparte, yo nací acá. Me gusta la ciudad, pero descubrí que hay como una falta de raíces. Obviamente acá hay todo lo que yo estaba desesperado por tener cuando estábamos en Misiones, cuando yo no entendía nada de las raíces y sólo quería escuchar Blink 182 o a Green Day. Quería ver bandas punk, saber qué estaba pasando acá, ir a una galería y ver gente con tatuajes, ver remeras de skate.
Un punk modelo
En esta historia hay un detalle que a muchos podría sonarles hasta bizarro. Y es que este tipo cuya música tiene muchos tintes cumbiancheros viene del palo del punk rock. Fue durante un tiempo el bajista de una banda emblemática del punk argentino: Argies, con la cual giró por toda Europa y parte de Asia. ¿Pero cómo llegó a todo eso?
«En Misiones yo tenía un vecino, El Naipe, que era como el vago más grande, tenía tatuajes y un arito y escuchaba música cool, uno que entendía lo que estaba pasando. Él me dio unos casetes que tenían The Clash, Die Totten Hosen, los Ramones. Era lo más copado del mundo y quería imitar eso, vivir esa vida. Pero después lo que empezó como un juego me introdujo a toda una realidad y a una conciencia social y a la identidad de un montón de cosas, me ayudó a crecer bien enfocado, a no ser un pelotudo, ¿no?
-O sea que de alguna manera el punk te mostró un camino.
–Creo que el punk te ordena los patitos un poco, porque es muy fácil caer en una retórica medio facha cuando sos pendejo y sobre todo en un lugar tan sectario como Buenos Aires, , Me gusta ser un chabón grande que pasó por ahí. Me deja satisfecho, me deja contento, eso me dio una educación de toda la contracultura,
-Y después te metiste en una banda.
-Pasé por varios lugares y terminé tocando en Argies, claro
-¿Cómo llegaste ahí?
El guitarrista de ellos es de Misiones. Tenía una banda que era como los Ataque 77 de Posadas, Captain Howdy. Buenísima y con Hooli, el violero, armamos otra banda. Pasé de ser mini fan a estar en una banda de anarquía y punk rock espectacular
-¿En una época trabajaste de modelo?
-Sí, porque estaba acá tratando de encontrar algo que me permitiera hacer música y ganar unos mangos y también entender cómo es la noche, los contactos. A quién hay que conocer, a quién no, la ciudad es un laberinto de gente que te puede cambiar la vida de la noche a la mañana.
-Pero, ¿modelo de qué eras?
-De cualquier cosa, modelo de ropa, comerciales de fernet y de vermouth y esas cosas. Se ganaba bien. Y también era emocionante, los rodajes, todo ese mundo.
La música, ese descubrimiento
-¿Cómo empieza tu contacto con la música? ¿De dónde viene?
-En casa se escuchaba música y desde que me di cuenta que eso existía me enfermé. Tengo fotos a los dos años con un tecladito colgado del cuello.
-¿Alguien en tu familia tocaba o hacía música?.
-Nadie, yo fui el que encaró para ese lado. Tengo el recuerdo de un cuaderno verde en el colegio donde explicaban ritmo, y tenían un par de palillos y te hacían tocar corcheas, semicorcheas y aprender a leer. Después empecé a estudiar batería con un profesor acá en una galería. Tenía siete años y soñaba con comprar una batería.
-Ya tenés publicados cinco álbumes, varios singles y EPs, ¿ dónde aprendiste a componer canciones?
-No sé, un día escuché a Calamaro y me di cuenta lo que era escribir una canción. Y dije puta madre, qué maravilla todo esto, realmente es un superpoder. Esto es otro idioma, es otra cosa. Me impresionó profundamente la música que ya no paré más.
-Y otro día entraste a tocar en Argies.
-Es que tenía mi plan. Yo era el que estaba a cargo de la venta del merchandising de la banda y entonces dije bueno, me voy a quedar cerca de Hooli y algún hueco en la banda se va a abrir, alguien se va a ir y yo voy a entrar ahí. Sabía que algo iba a pasar.
-Con ellos hiciste tus primeras giras.
-Claro, yo tenía 20 años. Tocamos en quince países, más de cien shows por toda Europa. Recuerdo el primer show en Italia, un festival antifascista en el norte y todos los pueblitos de cuento que conocimos. Recorrimos la Europa profunda. En ese viaje aprendí disciplina, aprendí el oficio.
Dormimos en todos los sillones de Europa y en hoteles de puta madre y en festivales gigantes donde también tocaban mis ídolos, como UK Subs, Exploited, The Cashualties, Agnostic Front, Bad Religion, Discharge. En República Checa tuvimos una fecha re exótica con los Suicidal Tendencies, una locura todo.
-Y también tuviste otra banda, en la que tocabas batería, Harm & Ease.
-Sí, pero como no los quiero mucho ni los nombro. Eran de Canadá, me fui para allá, probé de muchas maneras y no había forma de pasarlo bien ahí. Teníamos un montón de guita y no sabíamos qué hacer.
Su llegada a la cumbia
La música de Ilán Amores en Chico Chico (ése es el nombre de su proyecto como solista), comenzó a trascender barreras y llegó a oídos de personajes disímiles. Bizarrap incluyó una de sus canciones en sus famosas Sessions. Los Damas Gratis compartieron música y video en Tiro Tiro, con el inconfundible sonido del teclado de Pablo Lescano y en el tema Para qué.
El músico y productor de cumbia villera y reggaetón Danilo Montana aparece como invitado en Angelitos, un single del año pasado, y juntos han compartido tres canciones en vivo de las Cantina Sessions de Danilo.
Stiffy, uno de los nuevos nombres que viene pisando fuerte en el trap local, fue el invitado de Ilán en Los prohibidos.
-Ahora estuviste tocando nada menos que con Manu Chao.
-Uh, no puedo creer que lo conocí el otro día. O sea, obviamente sabía quién era Manu Chao, un nombre demasiado grande, pero no entendía la profundidad y lo conectado que estaba con las mismas raíces que a mí me gustaban tanto, el punk , la contracultura, el amor por una pluralidad en la música y por la vida de bucanero que tiene un buen cantante.
-Estuvieron tocando juntos en Villa Fiorito, y también con el rapero Rayo ¿qué sentiste?
-Siempre termina siendo más lindo de lo que yo soñaba. Cuando tocamos en la casa del Diego no podía parar de llorar. Estaba cumpliendo mi sueño y poniendo lo que era mi techo como el piso para los nuevos sueños gigantes que voy a empezar a soñar ahora. Y autorizado por mis héroes, por mis ídolos
-Explicame cómo llega un punk a la cumbia.
-A la cumbia no hay cómo escaparle, está en toda América, es parte de nuestro ADN. Y creo que en un momento te hincha las pelotas no entenderla como músico. Yo podía hablar un montón de idiomas musicales y este no. Y entrás en toda una tangente donde en lugar de una viola Les Paul hay un teclado Korg de esos que se cuelgan. Tienen todo su idioma, el güiro, la percusión con el Jam block, con la campana y pensé «toda esta riqueza yo la quiero también».
-Aceptar a un punkie en ese ambiente es mucho, ¿no?
-No sé, y como tengo una suerte impresionante me caí a la Peña del Boty, que es una especie de reunión secreta de cumbieros donde se cocina todo. Una junta muy rara donde no van mujeres. Sólo se come carne. no hay ni una ensalada. Y están todos los instrumentos. Venía Antonio Ríos, o el cantante de SupermerK2 o Pablito Lescano y me invitaron a mí y ahí dije ¡bingo!
-Pero vos ya hacías esa mezcla de cumbia y punk.
-Sí, es seductor, porque se supone que esos dos géneros no se tienen que cruzar. Son como amores prohibidos, como Romeo y Julieta o cualquier gran historia de amor. Yo dije: «Esta es la mía», porque he adquirido un kilometraje como punk rocker y llegué a las orillas de la cumbia con los mejores.
-¿Vos sentís que tu música puede explotar en toda América?
-Jajaja, qué tal ¿no? Y si sucede, yo creo que estoy listo. Me asusta pero me re entusiasma.
-¿La banda que armaste ahora cómo es?
-Lo tengo a DJ Paul ahí al fondo, que dispara la base de cumbia en la sección rítmica y toca el bajo con la mano izquierda en un teclado. Dos coristas. Yo toco la guitarra y canto. Hay otro guitarrista y uno que toca el güiro y agita y mete unos bocados, somos seis. Está muy buena como suena. Vamos a hacer algo en vivo ahora el 27 de noviembre en Niceto.
-Sos amigo del actor de la película El Ángel, Toto Ferro.
-¡Sí! Fue muy curioso, porque me escribió alguien, diciendo que él había compartido un tema mío de Chico-chico cuando recién salió.Como que había puesto en Instagram sus cinco favoritos de ese mes y puso en la lista mi tema Pedro Méndez. Y después grabamos juntos Imperdonable.
-¿Lo vas a invitar a tocar a Toto?
-Le dije. Pasa que Toto es raro con esas cosas. A mí me llamás y caigo, pero Toto es muy respetuoso de su espacio creativo, si está metido escribiendo o actuando no rompe las bolas con otras cosas. A mí me gusta mucho su música y me gusta mucho hacer música con él.
Toto fue muy clave en mi carrera, si yo no lo hubiera conocido no hubiera pasado todo lo que pasó. Lo conocí en el momento justo. Yo lo veía como un pibe que estaba expuesto a una cantidad de información, puede escuchar lo que quiera, puede hacer lo que quiera. ¿O quién es más cool que Toto Ferro? No existe, es un artista tremendo.
-Tenés una relación con la figura del Gauchito Gil, ¿cómo es eso?
-Yo le pedí inspiración al Gauchito Gil antes del fin de semana donde fuimos a escribir todos los temas de Chico-chico. Y sucedió y ahí se abrió la puerta. Y dije listo, ya está. Tampoco es que soy devoto, pero funcionó. Ahí ya no le discuto más nada.