Osmo, una startup centrada en la tecnología de inteligencia artificial (IA), está transformando el sentido del olfato en una herramienta científica capaz de revolucionar múltiples industrias. Su sistema, inspirado en el “tricorder” de Star Trek, ya está demostrando su efectividad en la autenticación de productos falsificados y promete aplicaciones innovadoras que van desde la seguridad doméstica hasta la detección de enfermedades graves.
La empresa desarrolló un sistema que utiliza sensores altamente sensibles y algoritmos de IA para analizar la composición química de los objetos. Esta tecnología fue diseñada inicialmente para autenticar zapatillas deportivas en el mercado de reventa, donde la falsificación representa un gran problema.
Los productos auténticos y falsificados difieren no solo en apariencia, sino también en los materiales y, por lo tanto, en su composición química. Osmo entrenó su IA para detectar estas diferencias moleculares, logrando una tasa de éxito superior al 95%. Según su fundador, Alex Wiltschko, este método ofrece consistencia, rapidez y precisión, superando las inspecciones visuales y el olfato humano que antes dominaban estos procesos.
Todo lo que olemos son moléculas volátiles que se desprenden de objetos y alcanzan nuestros receptores olfativos. Esta empresa llevó este concepto un paso más allá con la creación del Principal Odor Map, un sistema de coordenadas tridimensional que clasifica los olores según su composición química.
El mapa funciona de manera similar al modelo RGB utilizado para digitalizar colores en imágenes. Cada aroma se representa como un punto único en este espacio tridimensional, lo que permite a la IA predecir cómo olerán combinaciones moleculares específicas en el mundo real. Esta innovación es clave para llevar la tecnología de laboratorio a dispositivos portátiles.
Aplicaciones actuales en la autenticación y visión a futuro
Actualmente, la tecnología de Osmo se utiliza para autenticar zapatillas de marcas reconocidas. En un proyecto piloto con una importante plataforma de reventa, la IA identificó falsificaciones con mayor precisión que los expertos humanos, detectando incluso errores que pasaron desapercibidos para la empresa.
Sin embargo, el sistema enfrenta limitaciones. Para autenticar un nuevo modelo de zapatillas, necesita analizar entre 10 y 50 ejemplares auténticos para aprender su perfil químico. Esto dificulta su aplicación en productos extremadamente raros o únicos.
La visión de Wiltschko para Osmo va mucho más allá de las zapatillas. El desarrollo de sensores portátiles que digitalicen el sentido del olfato abre posibilidades en:
- Seguridad doméstica: detectar gases tóxicos o sustancias nocivas en el aire, ofreciendo una mejora sobre los detectores de monóxido de carbono actuales.
- Salud: identificar enfermedades como cáncer o diabetes mediante cambios en el olor corporal antes de que los síntomas sean evidentes. Esto podría permitir diagnósticos preventivos y mejores resultados para los pacientes.
La industria deportiva, donde las falsificaciones generan pérdidas anuales estimadas en USD 20.000 millones, es solo el comienzo. Esta tecnología podría aplicarse en sectores como la moda, electrónica y alimentos. También podría mejorar la eficiencia de los controles aduaneros, donde actualmente solo se detecta una fracción de los productos falsificados.
Proyectos experimentales e innovaciones adicionales
La startup también se dedica a crear olores. En un experimento denominado Scent Teleportation Project, la empresa descompuso un aroma en sus componentes moleculares, subió la información a la nube y recreó el olor en un lugar diferente utilizando un robot formulador. Este avance podría revolucionar la creación de perfumes o replicar aromas históricos.
Además, trabajan en desarrollar moléculas sin olor que actúen como firmas químicas únicas para autenticar productos. Estas “huellas invisibles” podrían integrarse en adhesivos o tejidos, creando una protección contra la falsificación indetectable para los falsificadores.
El objetivo final de Wiltschko es miniaturizar el sistema hasta convertirlo en un dispositivo del tamaño de una caja de fósforos, capaz de identificar olores al instante. Este aparato podría integrarse en hogares y dispositivos médicos, revolucionando la forma en que se entiende y utiliza el sentido del olfato.