La negociación del paquete fiscal del Gobierno ha sentado un mal precedente de cara a las conversaciones sobre los Presupuestos de 2025, que todavía no están en la órbita política a corto plazo. El Ejecutivo de Pedro Sánchez salvó este jueves un importante hito de la legislatura, pero la negociación “ha costado sudores” a los socialistas, como reconocen en Ferraz, y ha puesto el bloque de la investidura en un brete.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tenía un reto enorme: poner de acuerdo a dos bloques ideológicos en una cuestión tan relevante como los impuestos. Para ello, y pese a representar una fuerza progresista, empezó a tejer la mayoría por la derecha (PNV y Junts), comprometiendo el apoyo del resto de fuerzas políticas de la izquierda (ERC, EH Bildu, Podemos y BNG), cuyos votos era tan indispensables como los de sus socios conservadores.
Pese a todo, el Gobierno consiguió salir del laberinto y Pedro Sánchez se marcó un tanto en esta legislatura, ya que la reforma fiscal, incluida en la transposición de la directiva sobre el impuesto mínimo del 15% a las grandes multinacionales, se aprobó. Esta situación permitirá a España evitar una sanción de Europa y desbloqueará el desembolso de más de 7.000 millones de euros de los fondos europeos Next Generation.
Pero las negociaciones han dejado un sabor amargo entre los socios, que también alcanza al principal partido del Gobierno. El papel de María Jesús Montero ha quedado cuestionado. La ministra de Hacienda, que sacó adelante tres Presupuestos en la anterior legislatura sin tener una mayoría absoluta clara, fue desautorizada el pasado lunes, cuando la votación de la ley en la Comisión de Hacienda se complicó.
Según apuntan varias fuentes de la negociación, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, apartó a Montero y cogió las riendas para salvar la primera bola de partido en una jornada apoteósica. Tanto antes de ese momento como después, el malestar entre socios como Sumar, Podemos, PNV y ERC con la “gestión nefasta” de Montero —según fuentes de ERC— fue más que palpable. Y estas fisuras en la negociación —resumen— hacen mella de cara a la negociación de los Presupuestos.
Desde el grupo capitaneado por Gabriel Rufián acusan además a la vicepresidenta de “enfrentar a los socios”. En un desayuno informativo el pasado jueves, el dirigente independentista explicó que, por “primera vez” desde que él es diputado, el PSOE “carece de un fontanero o fontanera” que “sea consciente de la aritmética parlamentaria” y que, en función de eso, “ponga de acuerdo” a los partidos del bloque de investidura.
En este sentido, avisó de que es “muy peligroso que, por acción u omisión, acaben confrontando a partidos que tienen una distancia ideológica enorme”, como ERC con Junts, EH Bildu con PNV y Sumar con Podemos, todos ellos piezas indispensables del bloque de la investidura que sostiene a Pedro Sánchez un año después de darle su confianza.
El PNV también fue crítico con el procedimiento llevado a cabo en esta negociación, a pesar de que el Gobierno le primó junto a Junts por encima de otros aliados parlamentarios. Su portavoz, Aitor Esteban, afeó el “galimatías de las fuerzas de izquierdas y del Gobierno” por tratar de colar otras cuestiones en el acuerdo fiscal sellado entre el PSOE, PNV y Junts.
Fricciones también entre Sumar y el PSOE
Podemos cuestionó hasta el último momento la forma de proceder del Gobierno. Desde el partido morado afirmaron que Montero estaba “quemada”. En este sentido, destacaron la incursión de Bolaños para desbloquear la negociación con los de Ione Belarra, que se saldó con un compromiso de que el Gobierno prorrogará el impuesto a las energéticas. Fuentes del partido morado destacaron que “Félix nunca nos ha fallado”, deslizando su desconfianza hacia la ministra de Hacienda.
En Sumar, por su parte, tampoco están contentos con el transcurso de los acontecimientos de los últimos días. En primer lugar, los de Yolanda Díaz criticaron al PSOE por primar al PNV y a Junts en las negociaciones de la reforma fiscal. Sobre el papel concreto de Montero, afearon que “no había estado fina” y que “salía tocada” de dicha negociación.
El pasado lunes, el socio minoritario del Gobierno acusó a los socialistas de meterse “en su propio hoyo” y “dejar de cavar”. “Esperpéntico”, dijeron otras voces de Sumar, cuyos diputados se sorprendieron cuando el PSOE votó el pasado lunes en contra de dos enmiendas pactadas entre ambas fuerzas. En concreto, las que hablaban de poner fin a las ventajas fiscales para las socimis y los seguros sanitarios, unas medidas que molestaron al PNV.
Pero los de Yolanda Díaz rehusaron confrontar con los socialistas para no tensar la cuerda más todavía. “Hay momentos para mostrarse más o menos agresivos”, justificaban estas voces para anteponer la aprobación de la reforma fiscal a sus quejas. Finalmente, esta operación política salió adelante, pero ha dejado maltrechas las relaciones de los socialistas con sus socios, un escenario que amenaza el camino para los Presupuestos.