viernes, 27 diciembre, 2024
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De ser tricampeón con River y uno de los jugadores más codiciados de los 90 a atender un salón de fiestas: qué fue de la vida del «Diablo» Monserrat

Roberto Monserrat, más conocido como «El Diablo», vivió una de las trayectorias más destacadas del fútbol argentino en los años 90. Con su paso por grandes clubes como River, San Lorenzo y Racing, se ganó el reconocimiento como uno de los jugadores más talentosos de su generación.

Lejos de la vida de lujos y exposición que caracteriza a muchos ex futbolistas, el cordobés eligió un destino más tranquilo y alejado de las cámaras. Tras colgar los botines, encontró un refugio en su ciudad natal, donde se dedicó a sus emprendimientos y a disfrutar de una vida sencilla.

Cómo fue la carrera del «Diablo» Monserrat

La carrera de Roberto Monserrat estuvo marcada por su talento, esfuerzo y una incansable voluntad de superar obstáculos. Nacido en Córdoba, comenzó su trayectoria en el fútbol profesional en los años 90, cuando se unió a San Lorenzo. En el club de Boedo, rápidamente se destacó como un volante de gran capacidad física, visión de juego y un toque de balón preciso. Fue parte fundamental del equipo que logró el campeonato local de 1995, consolidándose como uno de los jugadores más codiciados de la época.

Sin embargo, el gran salto en su carrera llegó cuando fue convocado por Ramón Díaz para sumarse a las filas de River Plate en 1996. En el Millonario, el futbolista alcanzó su máximo esplendor, siendo parte de una de las formaciones más exitosas y vistosas de la historia del club, junto a figuras como Enzo Francescoli, Ariel Ortega y Marcelo Gallardo.

Con River, se coronó tricampeón, logrando tres títulos consecutivos, y ganándose el reconocimiento como un pieza clave en el mediocampo. A pesar de sus logros, su relación con el entrenador Ramón Díaz nunca fue sencilla. A menudo, el vestuario estaba marcado por una distancia emocional con el técnico, quien rara vez se involucraba en la vida personal de sus jugadores, lo que generó fricciones en el equipo.

La etapa en el club de Núñez fue una de las más destacadas de su carrera, pero también pasó por otros clubes como Racing Club, Colón y Argentinos Juniors, dejando su huella con su estilo de juego y capacidad de recuperación en el mediocampo. A lo largo de su carrera, el «Diablo» fue reconocido no solo por su aporte táctico, sino también por su liderazgo dentro y fuera del campo, logrando una gran conexión con sus compañeros.

Además de su paso por los clubes, Monserrat tuvo una breve pero significativa experiencia con la selección argentina, aunque no logró mantenerse de manera fija en el conjunto nacional. Pese a las dificultades, su perseverancia y dedicación le permitieron mantenerse en la élite del fútbol argentino, destacándose como un futbolista íntegro, alejado de los escándalos y siempre enfocado en el juego.

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Tras su retiro, Monserrat apostó a las inversiones y la tranquilidad.

Cómo fue la vida del «Diablo» Monserrat tras el retiro

Lejos de los focos y las luces del fútbol profesional, Roberto Monserrat decidió tomarse un respiro y cambiar de rumbo. Después de retirarse de la práctica activa, dejó atrás las tentadoras ofertas para seguir jugando y se mudó nuevamente a Córdoba, donde se refugió para reencontrarse consigo mismo. Durante cinco meses, el ex futbolista desconectó por completo, manteniendo un perfil bajo y alejado de la prensa.

En su ciudad natal, el cordobés se dedicó a un proyecto personal: la administración de salones de fiesta, un negocio que mantuvo durante 12 años. Sin embargo, la pandemia lo obligó a cerrar las puertas de esos locales, una decisión tomada con la misma sabiduría que había mostrado en el campo.

Además de este emprendimiento, el «Diablo» invirtió en bienes raíces, comprando un terreno en Belgrano con su primer sueldo, lo que le permitió asegurar su estabilidad financiera a largo plazo.

A pesar de la retirada de las canchas, Monserrat continúa con su rutina física, jugando al fútbol dos veces por semana. En su día a día, se caracteriza por una vida austera, en contraste con la ostentación común en el mundo del deporte.

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