El Vaticano se prepara para despedir los restos del Papa Francisco y organizar el cónclave que decida al sucesor. En la previa, se abre interrogantes sobre el futuro de su legado, el alcance de sus transformaciones y la posibilidad de una restauración conservadora.
Pablo Semán, sociólogo y antropólogo, dijo a LPO que «con todas las salvedades del caso, Francisco, Trump y la democracia tienen el mismo problema: están luchando en un plano inclinado. Ni es tan fácil recuperar el predominio de EEUU, ni la democracia se va a salvar de un día para el otro ni el catolicismo va a revertir la crisis que carga desde el siglo XX».
«Son tareas muy difíciles con distintos proyectos, a alguno le gustará mas el Papa y a otros Trump pero están encargados o a la cabeza de tareas imposibles», agregó.
El especialista e investigador en religiones sostuvo que «es cierto que el Papa se metió en el debate público, pero al mismo tiempo es la época de la decadencia del humanismo en el debate público. El Papa se hizo humanista cuando el humanismo moría. Esto está vinculado con la crisis de la Iglesia, que se volvió irrelevante».
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Semán insiste con que «el Papa se plegó al humanismo cuando el humanismo estaba en crisis. Evaluó que era uno de los modos que tenía el catolicismo de recuperarse de una crisis histórica».
En ese sentido, el académico plantea que «la pregunta importante es como quedó el catolicismo en la disputa del campo religioso. Es una religión muy especial, extrañísima, no hay religiones que tengan este nivel de centralización institucional, las religiones no tienen papa, son muchos sistemas mas libres de generación de sistemas religiosos».
El Papa se plegó al humanismo cuando el humanismo estaba en crisis. Evaluó que era uno de los modos que tenía el catolicismo de recuperarse de una crisis histórica
«El Papa intervino sobre esa centralización, la institucionalización, el clericalismo de la Iglesia y creo que eso fue muy importante, pero es un proceso, no sabemos que va a pasar», añadió.
Semán remarca que «hay que ver si la respuesta de Francisco a toda esa estructura centralizada, jerarquizada y estrechamente universal le trae a la dinámica del catolicismo pero para los efectos se vean falta mucho tiempo y está sometido a la tensión de los tradicionalistas que ademas son clericalista, es un modo de organización del catolicisimo y no hay que naturalizarlo porque es extraordinario».
«Francisco disparó un proceso que lleva mucho tiempo, no alcanza un papado ni dos para revertirlo. El era consciente que no era suficiente», apunta.
Francisco disparó un proceso que lleva mucho tiempo, no alcanza un papado ni dos para revertirlo. El era consciente que no era suficiente
El sociólogo afirma que «el Papa no hizo y no por nada no hizo, para promover los cambios un Concilio Vaticano porque apostó mas que a un único evento a un funcionamiento. Ese funcionamiento sinodal, de camino conjunto con los pastores, la distancia de la cúspide y su permanencia un paso a tras de esa cúspide. es lo que engendró ese funcionamiento».
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Finalmente, Pablo Semán, señala que «no sé hasta donde, ese funcionamiento creó un habito. Si el creó el hábito, habrá triunfado parcialmente porque va a importar menos la rosca, el concilio o el cónclave».
«Hay mecanismos propios del catolicismo que han sido importantes que a veces fueron cauterizados y otras veces potenciados, pero que son importantes. No se puede mirar a la Iglesia Católica como si fuera un fenómeno cualquiera, no es una unidad básica», culmina.