Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), trazó un diagnóstico integral sobre la industria y el presente del sector productivo. Si bien valoró los avances en la estabilización macroeconómica, alertó que las crecientes urgencias microeconómicas amenazan la competitividad industrial y complican la recuperación del empleo y la inversión.
Según consigna la revista de negocios Punto a Punto, el titular de la UIA respaldó el objetivo de lograr equilibrio fiscal, reducir la inflación y normalizar la economía, considerándolos pasos imprescindibles para una recuperación sustentable. Sin embargo, advirtió que la estabilización macroeconómica, si no se complementa con medidas estructurales, no es suficiente.
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“El proceso de desinflación comienza a revelar distorsiones acumuladas durante décadas, que hoy afectan seriamente la competitividad tanto en el mercado interno como en el externo”, señaló y agregó: “la industria pide reglas de juego parejas y que el gobierno defienda la producción local, como lo hacen otros países”.
El “Costo Argentino”, eje del problema productivo
La pérdida de competitividad es, según Rappallini, el principal obstáculo para el desarrollo industrial. Bajo el concepto de “Costo Argentino”, englobó factores que encarecen toda la cadena de valor: desde la producción hasta la logística y comercialización.
Entre los principales problemas de la industria argentina identificó la elevada presión tributaria, altos costos laborales, déficit de infraestructura, dificultades en capacitación, escaso acceso a crédito competitivo y falta de seguridad jurídica. Un combo que desalienta la inversión, especialmente en las pequeñas y medianas empresas. “No pedimos privilegios, sólo condiciones similares a las que tienen quienes importan productos”, remarcó.
Reformas estructurales
En el plano legislativo, Rappallini reclamó avanzar sin demoras —aunque con profundidad— en reformas clave como la laboral y la impositiva, una vez concluido el proceso electoral. Sugirió que el primer paso sea focalizar en los sectores transables, es decir, aquellos que compiten directamente con importaciones o exportaciones. “La industria necesita reglas claras y condiciones competitivas para sostener el empleo y generar divisas genuinas”, afirmó.
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Competitividad regional
Al comparar Argentina con Brasil, Rappallini fue tajante: “La industria argentina está entre un 25% y 30% más cara que la brasileña”. Atribuyó esta brecha a la falta de reformas estructurales que el país vecino sí implementó en las últimas décadas, tanto en lo fiscal como en lo laboral e infraestructural. También alertó sobre los riesgos de una apertura comercial acelerada sin una estrategia interna de fortalecimiento productivo: “Sin una agenda de competitividad paralela, la desregulación puede acentuar aún más la asimetría entre productos locales y extranjeros”.