domingo, 6 julio, 2025
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El día que el JP Morgan volvió a bajarse de la Argentina

El JP Morgan dio la orden de vender posiciones en pesos, y volver a los dólares. Si bien no se conoce el monto exacto, se supone que entre posiciones propias y de sus clientes y recomendados, salieron del mercado de capitales argentinos unos US$ 1.000 millones en solo una semana. Las ventas combinaron letras, en su mayoría, con algunos bonos que habían sido adquiridos hasta hace solo semanas antes de las órdenes de venta. Era dinero que había llegado al país en dólares y se lanzó a la compra de posiciones en pesos a la búsqueda de un rendimiento porcentual que solo se da en pocas plazas algo confiables del mundo. No aptas para conservadores, y donde solo se le atreven los inversores sofisticados bajo recomendación y guía específica y profesional de los que saben. Como el JP Mogan. Volviendo a la crónica, la casa de inversiones más importante del mundo (compartiendo cartel quizá solo con BlackRock), recomendó las ventas y esperar un regreso a las playas argentinas cuando los ruidos cesen. Y vuelva a ser un lugar confiable para traer dólares, cambiarlos por pesos a una tasa superior y, llegado el momento, volver a los dólares. El carry trade del que tanto se habla.

Esta crónica pertenece al pasado. Abril de 2018. Mauricio Macri era presidente y su plan económico apalancado con la victoria legislativa de octubre de 2017 parecía tener una autopista asfaltada para avanzar con velocidad de cambios. No pudo ser. El miércoles 25 de ese mes, la entidad financiera, a las 11.15, una hora y 15 minutos luego de la apertura de los mercados, la mesa de dinero del Banco Central se conmovió. Había llegado una doble operación, de salida de las Lebac, las letras de moda de aquellos tiempos, y de inmediata compra de dólares, por un monto muy poco común. Casi escandaloso en cualquier momento de la vida financiera de la Argentina moderna; contando desde 1983 hacia estos tiempos. Eran más de US$ 800 millones que pedían retirarse de la operación estrella del mercado financiero, a cambio de una salida rápida y a un precio de mercado de compra de divisas, con el objetivo de vender posiciones en pesos y salir del sistema financiero local. La sorpresa fue aún mayor cuando la conducción de la entidad supo quién era el interesado en abandonar el mercado de capitales argentino. La orden de venta de Lebac e inmediata compra de dólares era del JP Morgan, el banco de capitales internacional más cercano al gobierno de Mauricio Macri.

Si había una casa financiera mundial de primer nivel que se mostraba cercana y amistosa con el gobierno ante el mundo, esa era el JP Morgan. La entidad norteamericana había sido lugar de trabajo de varios de los funcionarios más importantes del macrismo. Entre otros, habían pasado por sus oficinas de Wall Street y el resto del mundo Alfonso Prat Gay, Luis “Toto” Caputo y Vladimiro Werning; todos hombres de responsabilidad máxima en diferentes etapas de los primeros tres años de gobierno de Mauricio Macri, quienes además mantuvieron relaciones de gestión con el banco durante su tarea en la función pública. Había sido también un aliado estratégico fundamental en los primeros dos años de gestión de Cambiemos. Había abierto a mediados de 2015 una oficina en la Argentina, e intervenido en la operación más importante del gobierno de Mauricio Macri: la colocación de los bonos de la República Argentina al comienzo de la gestión Cambiemos para pagarles a los holdouts. En total, el JP Morgan había intervenido en colocaciones de deuda voluntaria por unos US$ 2.300 millones en el primer año de Macri en el poder, superando a otras casas como el Citigroup, Santander, BBVA y el Deustche Bank y el HSBC, todas entidades que, con mayor o menor presencia, siempre habían operado en el país y nunca habían abandonado la plaza local, aun en los tiempos de default y del kirchnerismo. Una curiosidad. Uno de los responsables de la operación desde el HSBC casa central Wall Street era un argentino que había llegado a las ligas máximas de las finanzas mundiales: Gerardo “Gerry” Mato. Con el tiempo este experto de elite dejaría el HSBC y sería convencido para tomar un puesto de alto riesgo: ser el responsable de establecer un dialogo entre Burford Capital y el gobierno argentino, para abrir negociaciones entre los vencedores del caso por la manera en que se renacionalizó YPF y los funcionarios criollos. Puerta de diálogo que aún no se abrió.

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Volviendo a los tiempos macristas, la buena relación se prolongó (e intensificó) durante todo 2017 y hasta marzo de 2018 el JP Morgan recomendaba a sus clientes en sus informes apostar a la Argentina. Incluso, en un trabajo entregado a las gerencias del banco en el mundo en la primera semana de abril de 2018 (ya con la novedad del alza de las tasas de interés de la FED consolidada), recomendaba las posiciones en pesos a corto y mediano plazo emitidas por el gobierno argentino y el Banco Central. Incluyendo las Lebac.

Ese 25 de abril el romance terminó. Comenzaron a llegar órdenes masivas de venta de posiciones en Lebac de parte de “manos grandes” –como se denomina en las mesas de dinero criollas a los fondos de inversión extranjeros que mueven millones de dólares diarios– y que, por definición, pueden decidir, para bien o para mal, la suerte de una jornada. O, como en ese día, la de todo un plan económico. El rumor que circulaba en los bancos internacionales que más operaban Lebac (tanto norteamericanos como europeos) era que los vendedores eran pocos. No más de tres. Y que la intención era desprenderse de toda la tenencia en ese título del Banco Central y comprar dólares rápidamente, cerrando el circuito del carry trade. El precio ofrecido a comienzos del día era de $ 20,50; casi un peso más arriba que la cotización de solo un día antes, con lo que la convicción de las órdenes creaba aún más zozobra en los operadores argentinos. Mayor fue la sorpresa cuando se conoció, casi por un descuido de uno de los vendedores de los bonos ante una de las autoridades del Banco Central, que en el centro de las ventas estaba el banco norteamericano JP Morgan. Ese día comenzaba a desprenderse del título más simbólico del macrismo: las Lebac del BCRA, el instrumento por el cual, además, se sostenía la estabilidad cambiaria de la Argentina.

La desconfianza de aquellos días se concentraba como conseguiría el gobierno los más de US$ 15 mil millones que aún faltaban para garantizar el pago de la deuda durante el resto de 2018. Desde el Banco Central de Federico Sturzenegger y el entonces Ministerio de Finanzas de Luis “Toto” Caputo se sabía que habría en cualquier momento coletazos por la interacción de estos factores combinados. Y, en secreto, se sabía que había que estar preparado para eventuales alzas en la oferta de dólares. Había puentes sólidos con el sistema financiero, y cualquier operación extraña y que pudiera alterar la estabilidad cambiaria sería alertada a tiempo. Unas semanas después el gobierno de Mauricio Macri cerró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para despejar todas las incógnitas.

El resto es historia. El tiempo pasó. Y llegamos al viernes 27 de junio de 2025. El presidente es Javier Milei y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. Ambos dominan la situación, y parece que la economía se encamina a ser la plataforma de victoria para las elecciones legislativas de octubre. En esa tarde invernal de frío polar, algunos inversores locales y extranjeros se sorprendieron por un explosivo informe enviado con firma clara por el JP Morgan. El banco había recomendado en la última quincena de abril de este año, en un informe similar, traer dólares del exterior, volcarlos a instrumentos locales de deuda en pesos, aprovechar la tasa y estar atentos a eventuales contraórdenes. La que dos meses y medio después llegó. Ese 27 de junio apareció el trabajo titulado “Tomándose un respiro”, donde el JP Morgan recomienda a sus clientes y amigos que “con el pico de ingresos agrícolas ya superado, la probabilidad de salidas continuas de divisas por turismo, posible ruido electoral y cierto bajo rendimiento del peso, que motiva una intervención cambiaria a través de derivados, preferimos dar un paso atrás y esperar a que haya mejores niveles de entrada para volver a posicionarnos”.

La semana que terminó hubo grandes ventas de posiciones en letras para pasar a dólares. Se estima que la salida (léase abandono del carry trade) puede haber llegado a los US$ 1.400 millones. Es más que las posiciones que detentaba para este tipo de colocaciones a menos de un año el JP Morgan. Sospechas de quiénes son los que salieron hay muchas. Y se señala a otros fondos de permanencia lejana en el tiempo. Quizá desde 2017. Se sabrá. Lo cierto es que nuevamente el iniciador de la fogata fue el mismo banco de inversiones. Porque se sabe que fue el JP Morgan el vendedor? Porque la estrella de las ventas de la semana fue una letra. La Lecap 3.9 08/15/25, conocida en las pantallas del mercado como S15G5, que vivió una semana a pura oferta. Se cree, a precio de apreciación de viejos lobos de mar del mercado, que el JP Morgan puede haber conseguido una rentabilidad entre su llegada y su salida de algo más de 10% en dólares en dos meses y medio. Notable.

Se entiende entonces por qué era el tiempo de “Tomarse un respiro”. Algo así como “Tenemos que tomarnos un tiempo”, para después volver a vernos con la fuerza de siempre. Habrá que ver si el tiempo para el reencuentro será rápido. O habrá que esperar nuevamente unos seis años y medio.

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