El presidente anunció una reducción permanente de retenciones, que beneficiará a los grandes exportadores mientras se intensifica el ajuste sobre jubilaciones, salud y educación. El trasfondo: divisas urgentes y estrategia electoral.
Un alivio para los de arriba
En la Exposición Rural de Palermo, el presidente Javier Milei anunció una baja permanente de retenciones a las exportaciones agropecuarias. La medida alcanza a productos como carne, soja, maíz, girasol y sorgo, y fue celebrada por los grandes actores del agronegocio. Sin embargo, detrás del anuncio se esconde una estrategia que combina urgencias fiscales, realineamientos políticos y un sesgo de clase profundamente regresivo.
La reducción de retenciones beneficiará a los sectores más concentrados del agro. En términos fiscales, se estima que la medida le costará al Estado unos 1.200 millones de dólares en lo que queda del año, fondos que podrían haber sido destinados, por ejemplo, al aumento de jubilaciones mínimas o al sostenimiento de hospitales públicos, dos áreas que Milei recortó o vetó sistemáticamente en los últimos meses.
Dólares para hoy, más ajuste mañana
Más allá del relato libertario, la medida tiene un componente urgente: la falta de divisas. La baja de retenciones apunta a incentivar la liquidación de granos por parte del agroexportador, generando dólares que el Banco Central necesita para cumplir con metas del Fondo Monetario Internacional y sostener la pax cambiaria. Pero esta ganancia de corto plazo llega al costo de perder recaudación, profundizando el déficit que el propio Milei denuncia.
Según especialistas, la medida no genera desarrollo estructural ni equidad fiscal, sino que funciona como un parche financiero para sostener un modelo de ajuste.
Cálculo electoral
En año electoral, la lectura política es inevitable. Milei intenta consolidar su base en provincias agroexportadoras como Santa Fe y Córdoba, donde el respaldo de los gobernadores es clave para sus proyectos legislativos. A cambio de oxígeno fiscal, entrega beneficios a sectores con poder territorial y mediático.
La otra cara es el conurbano bonaerense, golpeado por la recesión, la caída del consumo y el desmantelamiento de políticas sociales. El Presidente parece haber hecho su apuesta: perder votos en el Gran Buenos Aires y ganar en el interior.
Discurso simbólico, realidad selectiva
El gobierno afirma haber reducido más de 19 impuestos desde diciembre. Sin embargo, gran parte de esos tributos eran marginales o de escasa recaudación. El peso fiscal se sigue concentrando en impuestos regresivos como el IVA y Ganancias, que afectan más a los sectores asalariados y de clase media que al gran capital.
La narrativa libertaria —que presenta estas medidas como una “liberación” del productor— esconde que el mayor beneficio es para los exportadores concentrados, mientras millones padecen la recesión, el desempleo y la caída del poder adquisitivo.
Con este anuncio, Milei consolida su perfil: gobernar para el 1 % más rico, mientras profundiza el ajuste al resto. La baja de retenciones es menos una medida económica que un gesto político. Uno que deja claro quiénes son los ganadores y los perdedores de su modelo.