Con 160 votos a favor y 83 en contra, la Cámara de Diputados no alcanzó los dos tercios requeridos para insistir con el aumento a las jubilaciones. A pesar de un apretado margen, el gobierno logró así blindar el veto y rechazar el aumento del 7,2% a las jubilaciones, que vienen siendo una de las principales variables de ajuste para el oficialismo. La ley también establecía un aumento del bono de $70.000 a $110.000 para la mínima, y que se actualizara automáticamente por inflación.
El aumento de las jubilaciones que fue vetado tenía, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, un impacto fiscal de 0,2% del PBI para el período de agosto a diciembre de este año. Números que contrastan con beneficios como la quita de retenciones al agro y a la minería, y que dan cuenta de los intereses que defienden quienes acompañan a Milei en su política de recortes y motosierra.
Entre los 83 votos en contra de ratificar la ley no hay sorpresas: se puede encontrar a 35 diputados de LLA y a 29 del PRO, entre otros. Pero también se contaron 6 abstenciones y 8 ausencias, aportes que fueron claves para que se pudiera sostener en pie el veto.
Entre quienes pegaron el faltazo se cuentan 2 diputados de La Libertad Avanza, 1 del PRO, 1 de Innovación Federal, 1 del bloque Democracia para Siempre y 3 de la bancada de Unión por la Patria.
Las ausencias de Tanya Bertoldi (UP – Neuquén), José Gómez (UP – Santiago del Estero) y Dante López Rodríguez (UP – Catamarca) fueron otro aporte importante para que Milei logre sostener su veto miserable. A esas también hay que sumarles la de Silvia Lospenatto (PRO – Buenos Aires), Gerargo Gustavo González (LLA – Formosa), Florencia Klipauka Lewtak (LLA – Misiones), Agustín Domingo (Innovación Federal – Río Negro) y Manuel Ignacio Aguirre (Democracia para Siempre – Corrientes).
Nada puede esperarse de quienes están entregados al plan de hambre y miseria de Milei y su gobierno. Pero resulta inadmisible que quienes llegan a sus bancas hablando contra el ajuste peguen el faltazo en sesiones clave como la de este miércoles y contribuyan a que el oficialismo logre los números que necesita, aún con las pocas fuerzas que tiene en el Congreso. Una oposición floja de papeles, que muchas veces prioriza los intereses de los gobernadores de sus provincias a cambio de hacerle un favor a un oficialismo cada vez más en crisis.
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El resultado de la jornada deja algunas conclusiones. Por un lado un gobierno desgastado que, aunque logró salirse con la suya y vetar el aumento de las jubilaciones, muestra dificultades para manejar la agenda y exhibe cada vez más problemas para controlar el Congreso, sufriendo reveses como el de la Emergencia en Discapacidad. Por el otro, la calle volvió a mostrar su importancia con una nueva e importante concentración de un colectivo como el de Discapacidad que expandió su reclamo desde abajo, con protestas en todo el país, en lugar de confiar en la rosca parlamentaria o en las promesas desesperadas del oficialismo a último momento.
Al mismo tiempo también deja planteada una pregunta que cada vez hace más ruido, sobre todo a medida que se acercan las elecciones nacionales de octubre para diputados y senadores: ¿qué oposición es la que hace falta para enfrentar y derrotar el plan de Milei y el FMI? Las elecciones legislativas deberán juzgar lo que haya hecho cada uno durante este tiempo para fortalecer la resistencia. Y de una vez por todas se tendrán que hacer cargo aquellos que van a las elecciones con férreos discursos opositores, pero después terminan haciendo su aporte para sostener lo que dicta el presidente.