¿Será para el libro de los Guiness? ¿Será que estamos ante la presencia de un récord mundial? En menos de seis meses, María Belén Ludueña y su Mujeres Argentinas se convirtieron en un buen programa de la mañana -notas fuertes, debates picantes, primicias de alto impacto- pero también en una inagotable fuente de peleas, internas, discusiones al aire y salidas incesantes. Ahora, el ciclo perdió otra panelista. Que encima se fue llorando desde que empezó a hablar hasta que terminó de despedirse. ¿Qué pasa ahí?
Simpática, bonita, inteligente, sensual, un poco misteriosa, muy muy preparada, Ludueña es también una mujer de mucho carácter. Ese tono modosito que ofrece generalmente contrasta con la firmeza que muestra en los momentos tensos o donde hay que demostrar quién manda allí. Lo saben, básicamente, sus compañeras de equipo, que hasta han sufrido en vivo sus embates sin medias tintas.
Evelyn Von Brocke conoció el espesor de esa bravura apenas arrancó el ciclo. A Belén no le gustaron algunas «formas» de la periodista y se lo chantó de una y adelante de todo el mundo (bue, de todos los que estaban mirando aquella vez). Al otro día la ex de Doman brilló, pero por su ausencia. Había renunciado. Otra a la que le marcó la cancha rápidamente fue a Amalia Díaz Guiñazú, que aclaró que se quedaba porque «necesito la plata».
Las salidas tuvieron continuidad esta misma semana al conocerse la deserción de Liliana Franco, especialista en economía. Fueron tantos los acontecimientos de ese tipo que Laura Ubfal se quejó de que «el programa se llama Mujeres Argentinas y ahora en el panel hay más hombres que mujeres». Con poca sorpresa, la que anunció hoy que se iba del programa fue Virginia Gallardo, que deja la televisión para dedicarse de lleno a la política, ya que encabezará la lista de La Libertad Avanza en Corrientes como candidata a diputada.
MARIA BELEN LUDUEÑA PERDIO ORTA PANELISTA: VIRGINIA GALLARDO SE DESPIDIO LLORANDO A MARES
La ex bailarina, que por el lugar que ocupa en la nómina seguramente será elegida y ocupará una banca en el Congreso Nacional, no pudo parar de llorar en el mano a mano que sostuvo con María Belén Ludueña, que lamentó su salida pero al menos habrá sentido tranquilidad de que alguien que se iba se iba bien y agradecida con todos. Con ella, con la producción, con los técnicos, con las vestuaristas, con las maquilladoras y también con sus compañeras de panel.
Aun así, y en el medio de la emoción, la futura legisladora tuvo algo de qué quejarse. El «odio» que recibe tanto en las redes como en los medios desde que anunció, o confirmó, que desembarcará en la arena política. Las quejas de «gente que no me conoce y ni siquiera pudo esperar a que la gente me eligiera como diputada. Todavía no soy competencia de nadie porque ni siquiera se hicieron las elecciones». Poco después, contó que todo lo hace «por Corrientes, por el país y por Javier, porque confío ciegamente en él y espero que no me defraude».