El Ejecutivo de Javier Milei se vio obligado a modificar de manera abrupta la estrategia que había defendido desde el inicio de su mandato. El Tesoro Nacional recibió la autorización para intervenir en el mercado cambiario, una medida que hasta hace poco parecía prohibida dentro de la lógica de libre flotación con bandas que el presidente había proclamado como innegociable.
Para analistas internacionales, el giro contradice los fundamentos ideológicos del oficialismo. Algunos medios, de hecho, fueron categóricos al señalar que «Milei terminó por quemar los libritos de la escuela austríaca» en un contexto de reservas netas negativas y con las elecciones a la vuelta de la esquina.
La intervención, más que un gesto de fortaleza, expuso la fragilidad de la estrategia oficial.
Cristina Kirchner; «Larga vida al carry trade»
La oposición no tardó en reaccionar. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner publicó un extenso mensaje en la red social X en el que cuestionó con dureza la decisión. En su análisis, los dólares se fugan por turismo, importaciones y deuda, mientras que los pesos pierden valor a causa de tasas: «Y las tasas de interés bancario que subiste hasta la estratosfera, para evitar que los pesos se te vayan al dólar (¡larga vida al carry trade!)«.
Con una frase lapidaria, advirtió: «Chau crédito, chau consumo». Según su mirada, la intervención destruye la narrativa del libre mercado y obliga al oficialismo a abrazar prácticas que antes criticaba. «Cuando decidiste la intervención del Banco Central terminaste de quemar los libritos de la escuela austríaca. ¡Cuánta pelotudez Milei, dicha sin ton ni son!», escribió.
El mensaje superó las quinientas mil visualizaciones en pocas horas y colocó la discusión en el centro de la agenda política. La expresidenta buscó marcar un contraste: el Gobierno se ve forzado a medidas de emergencia que contradicen su relato ideológico, mientras que el mercado vuelve a apostar por esquemas financieros de dudosa sustentabilidad.
El análisis de la City sobre la medida del Gobierno
En la City porteña la lectura fue menos ideológica pero igual de crítica. Los operadores reconocen que la intervención calmó el mercado en la inmediatez, aunque advierten que no resuelve los desequilibrios estructurales. Ian Colombo, asesor financiero de Cocos Gold, fue uno de los que puso en palabras la sensación dominante.
Definió al carry trade como «la estrategia más agresiva que existe hoy» y explicó que la clave no está en la tasa que pagan las LECAPs ni en la cotización actual del dólar, sino en la continuidad del esquema de bandas después de las elecciones. Para él, el negocio funciona mientras la cotización se mantenga dentro de los límites actuales.
Si se rompe el esquema, el atractivo desaparece por completo.
Colombo detalló la lógica de los inversores: vender dólares, comprar LECAPs con vencimiento después de octubre y obtener una ganancia asegurada mientras el dólar se mantenga en la banda. También advirtió que la intervención puede generar un costo adicional, el Tesoro está obligado a recomprar las divisas que vende para no deteriorar las reservas.
Si no lo hace, la señal hacia el mercado será negativa y puede afectar tanto a los bonos soberanos como a la calidad crediticia del país.
La importancia de seguir al dólar breakeven
El concepto de dólar breakeven se vuelve central en el análisis del carry trade. Representa el nivel máximo al que puede llegar el dólar sin que el inversor pierda frente a la tasa en pesos. Dicho de otro modo, es la suba de tipo de cambio que la renta de las LECAPs todavía logra absorber.
Si el dólar supera ese valor, la estrategia deja de ser rentable y la ganancia se evapora. Por eso, cada LECAP tiene su propio «precio breakeven», que depende de la TNA y del plazo hasta el vencimiento. En los tramos cortos, el margen es pequeño y cualquier salto cambiario puede licuar toda la rentabilidad.
En los tramos largos, el colchón es más amplio, aunque la incertidumbre (y el riesgo) también es mayor.
LECAPs bajo la lupa
Las LECAPs se convirtieron en el corazón del carry trade. Las tasas que ofrecen superan en muchos casos el 50% anual y permiten construir rendimientos atractivos en pesos siempre que el dólar se mantenga estable.
A continuación, el detalle de las principales emisiones con sus breakeven expresados en % y en precio en $ tomando como base el dólar mayorista en $1.361:
- S12S5 con TNA de 56,31%, breakeven del dólar a $1.379,90.
- S30S5 con TNA de 49,62%, breakeven a $1.410,96.
- T17O5 con TNA de 52,51%, breakeven a $1.447,15.
- S31O5 con TNA de 52,89%, breakeven a $1.475,38.
La atención del mercado está puesta en los papeles de corto plazo. Son los que concentran mayor volumen porque el riesgo electoral todavía es fuerte.
Los vencimientos largos ofrecen colchones de hasta 67% frente al dólar, pero requieren confiar en que el esquema de bandas sobrevivirá durante casi un año y medio, algo que muchos consideran improbable.
Los frascos de Naranja X como alternativa
Mientras los grandes jugadores diseñan estrategias complejas con LECAPs, el pequeño ahorrista encuentra alternativas similares en las billeteras virtuales. Naranja X lanzó los «Frascos», un producto que permite inmovilizar dinero por períodos cortos y obtener una renta diaria.
Las tasas que pagan son del 44% anual para 7 días, 49% para 14 días y 55% para 28 días.
La lógica es la misma que en el carry trade. El usuario apuesta a que el dólar no se dispara en el corto plazo y a cambio recibe un interés en pesos.
No existe cobertura ante una devaluación, pero los plazos breves le dan cierta seguridad a quienes buscan liquidez inmediata.
El mapa de los plazos fijos
El otro canal que refleja la tensión del mercado es el de los plazos fijos tradicionales. Las entidades financieras ajustaron al alza sus tasas. El Banco Nación paga 47% anual, el Galicia 44%, el Provincia 45%, el BBVA 45% y el Macro 48%.
Las entidades más chicas ofrecen retornos mucho más altos. Banco Bica paga 54%, el CMF llega al 55% y bancos como Corrientes, Provincia de Tierra del Fuego, Voii, Crédito Regional, Reba y Mariva se ubican también en torno al 54%. En el otro extremo, el Santander se mantiene en 38% y el Banco Masventas apenas en 30%.
La diferencia no es menor. Para un ahorrista con $1.000.000, elegir una entidad con 30% anual o una que pague 55% puede significar una brecha de casi $21.000 en un solo mes. Esa disparidad refleja la necesidad de los bancos más chicos de atraer depósitos y la relativa comodidad de los grandes para no convalidar tasas más altas.
Una estrategia cada vez más peligrosa
La combinación de intervención cambiaria y tasas altísimas remite a escenarios ya conocidos en la historia argentina. El carry trade promete ganancias rápidas y un dólar relativamente controlado.
Pero cualquier alteración de la confianza puede desencadenar una salida masiva que licúe en horas las ganancias.
Ian Colombo recordó que el riesgo central no es el nivel de tasas ni el dólar actual, sino la capacidad de sostener el sistema de bandas. Y la City, aunque aprovecha el negocio, sabe que la estabilidad pende de un hilo.
Los ahorristas minoristas, por su parte, también se ven arrastrados a este esquema. Ya sea a través de plazos fijos, frascos o fondos comunes atados a LECAPs, buscan preservar el valor de sus ahorros frente a la inflación y la incertidumbre.
El denominador común es el mismo: todo depende de que el dólar se mantenga bajo control.
¿Revivió el carry trade?
La intervención del Tesoro no revivió el carry trade, sino que dio alivio para los que ya lo estaban haciendo. Para algunos, representó una oportunidad única de aprovechar tasas históricas y dolarizarse más adelante. Para los que ingresen ahora, esto puede traducirse en un espejismo que terminará en una nueva corrida.
El Gobierno logró calmar la plaza en la semana previa a las elecciones, sí, pero lo hizo a costa de abrir la ventanilla de dólares que deberá recomprar si no quiere deteriorar aún más sus reservas.
La experiencia argentina muestra que este tipo de apuestas rinden mientras dure la calma, aunque el desenlace dependerá de un factor clave: la capacidad de sostener el esquema de bandas más allá de las elecciones.
Con un dólar en $1.365 y LECAPs que marcan breakeven desde $1.379 hasta $1.475, la City tiene en claro los límites de su apuesta. El desafío para el Gobierno será convencer al mercado de que esos niveles no se verán superados en el corto plazo.