Las decisiones oficiales fueron alimentando la posibilidad de otro salto en los precios que podría llevar hasta 9% el costo de vida este mes.
Un latiguillo frecuente al que recurren los políticos cuando tratan de evitar respuestas difíciles en materia económica es recurrir al concepto de «multicausalidad».
La multicausalidad, sin una aproximación posterior de las posibles causas, resulta un concepto vacío que le suele dar buenos resultados para «zafar» de la supuesta situación embarazosa.
En general, los funcionarios de todos los gobiernos apelaron y apelan a esa idea para justificar la elevada inflación que, en el último año, llegó a 115% en junio.
En la visión de muchos funcionarios del gobierno, por ejemplo, la emisión monetaria no constituye un argumento lo suficientemente sólido para explicar un salto del costo de vida de semejante porcentaje, y tampoco les cierra que el causante sea el déficit fiscal aunque no cumpla con el compromiso asumido con el FMI para reducirlo.
El punto de mayor coincidencia del Gobierno sobre las causas del salto inflacionario está en el dólar, o mejor dicho, en la necesidad de evitar una devaluación del peso para contener, especialmente, los precios de los alimentos.
Esa regla se modificó a partir de septiembre el año pasado cuando el ministro Sergio Massa implementó el dólar soja 1 para mejorarle el tipo de cambio a los productores y favorecer la liquidación de divisas.
Al «dólar soja 1» le siguió el «dólar soja 2» y el «campo 1» para desembocar este mes en el «dólar maíz» de $ 340 que generó la liquidación de unos US$ 1.900 millones, una cifra muy cercana los US$ 2.000 millones que esperaba el gobierno.
El dólar maíz tuvo dos costos principales: el Banco Central tuvo que emitir más para comprar las divisas liquidadas y despertó el precio mayorista de la carne ante el aumento de un producto importante en la alimentación de los animales.
A ese componente inflacionario, el Central le adicionó en el arranque de agosto la aceleración del aumento del tipo de cambio mayorista, supuestamente, para compensar la falta del salto cambiario que le pide el Fondo Monetario Internacional para desembolsar US$ 7.500 millones sobre el fin de este mes.
Devaluaciones sectoriales, aumento de la emisión y el dólar mayorista proyectando una suba de entre 11% y 12% en agosto fueron alimentando la posibilidad de otro salto de inflación. ¿Subirá 9% el costo de vida?
Un nuevo foco de tensión fue al conocerse que el Banco Central le había transferido utilidades por $ 250.000 millones al Tesoro sumando así un auxilio de $ 400.000 millones en pocos días.
La atención se puso, entonces, en el comunicado del acuerdo de Massa con el FMI en el que se consignó que: «La senda fiscal acordada no supone una dependencia adicional del financiamiento monetario directo del déficit fiscal». Una pregunta a formularse sería: ¿ya se incumplió el principio de acuerdo?
Una respuesta categórica se desconoce porque está pendiente la difusión de la letra chica de los compromisos asumidos para el Staff Level Agreement (acuerdo técnico) y para después de la interpretación de los resultados de las PASO.
Sobre la emisión, la consultora Empiria dice que «en lo que va de 2023 el BCRA ya emitió $ 4,7 billones para financiar el Tesoro (vía adelantos transitorios, utilidades y recompra de bonos en el mercado) el equivalente a 2,7% del PBI«.
Y agrega: «Considerando también el dólar soja y los intereses de Letras de Liquidez (Leliqs), el BCRA lleva emitido durante este año lo mismo que en 2022, y se espera que este registro llegue a 11,5% del PBI«.
Y todo esto sin hablar casi del mercado cambiario el dólar blue en los $ 600 que actuó como una gran fuente de incertidumbre sobre la actividad y la fijación de precios en los momentos previos a la elección interna.
El Banco Central actuando sobre el dólar MEP intentó moderar la expansión de la brecha cambiaria que volvió a superar el 100% en el caso del contado con liquidación frente al oficial.
Sobre ese punto otra consultora, Equilibra, destacó que la brecha CCL/oficial pasó de poco más de 100% a casi 110% anotando el mayor rally en períodos pre-Paso.
El abanico de incertidumbre política es amplio y la emisión no prevista para financiar al Tesoro, junto a la aceleración del ritmo de aumento del dólar oficial y el salto del blue le pusieron un marco preocupante para la inflación que se gestó desde el fin de julio.