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Súpercustodiada y hermética: así es la misteriosa base espacial que China tiene en Neuquén

El silencio es total y la inmensidad de la árida estepa patagónica impacta. El sol se hace sentir en el cuerpo a pesar de las temperaturas otoñales y del fuerte viento característico de la zona. Todo forma parte de una clásica descripción del desierto de Neuquén, a excepción de un detalle que rompe por completo con el paisaje del lugar: una antena de 35 metros de diámetro y de una altura equivalente a 16 pisos.

Es la Estación de Espacio Lejano que China tiene en el corazón de esta provincia rica en petróleo y gas, pero, sobre todo, ubicada en una región estratégica para la observación y estudio espacial. El gigante asiático empezó a poner un pie en el lugar cuando en julio de 2012 la empresa China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC) firmó con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de la Argentina un contrato para la instalación de la antena y posterior explotación de un terreno de 200 hectáreas por 50 años.

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Bajo la estricta supervisión de la Administración Nacional Espacial China (CNSA), un órgano que depende del Ejército Popular de Liberación, la construcción de la estratégica base comenzó en 2014 y entró en funciones en abril de 2018. Oficialmente, desde allí los científicos e ingenieros espaciales chinos estudian la cara oculta de la luna, un terreno prácticamente inexplorado y donde China fue el primer país del mundo en llegar en 2019.

Pese que a lo largo de estos seis años de exploración espacial la base recibió la visita de científicos argentinos, políticos y diplomáticos, fue el embajador de Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, quien días atrás volvió a reflotar un misterio que siempre estuvo presente en torno a esta impactante instalación. ¿Acaso la información que China recopila tiene un fin militar? En tal caso, ¿hay militares dentro de la estación?

“No somos militares, váyanse de aquí”

El interrogante que plantean desde Washington se replica en prácticamente todas las principales potencias globales y en parte de la sociedad argentina. “Este tipo de tecnología puede tener un uso dual, de la misma manera que lo podés utilizar para exploración espacial también lo podés usar para interceptar comunicaciones o hacer guiado de sistemas de armas”, explicó Andrei Serbin Pont, analista especializado en seguridad y tecnología y presidente de CRIES.

TN solicitó formalmente el ingreso a la estación espacial, pero el pedido no fue respondido. Ya en el lugar, el intento por entrar fue directamente rechazado. Al tocar el timbre que se ubica al costado del portón principal del predio, un oficial de la policía neuquina tomó los datos y tras consultar por unos minutos, informó que era necesario solicitar un permiso a la embajada de China en la Argentina.

Minutos después, dos ciudadanos chinos que habían salido del “hotel” que existe dentro del complejo llegaron en un auto blanco hasta la puerta para averiguar qué era lo que sucedía. Casi sorprendidos por encontrarse con un periodista, le informaron a este medio que el pedido de ingreso correspondía a la CONAE, el órgano nacional dependiente de Jefatura de Gabinete que está a cargo de las inspecciones técnicas a la base. De todos modos, repitieron que no podrían permitir la entrada del equipo.

El contrato firmado en 2012 otorga la explotación de las 200 hectáreas a la agencia espacial de China, que depende del ejército.

El contrato firmado en 2012 otorga la explotación de las 200 hectáreas a la agencia espacial de China, que depende del ejército.Por: Gonzalo Diego Banez Villar

En un breve diálogo de unos 10 minutos y en un español muy básico, estas dos personas aseguraron que no eran militares sino ingenieros, que lo único “que se hace en la estación es estudiar la luna”, confirmaron que no hay argentinos viviendo en la base espacial, que “sólo hay algunos empleados argentinos que ayudan en la limpieza y en las compras” y rechazaron las acusaciones de Estados Unidos.

La presencia de los ciudadanos chinos es excepcional. Hasta el momento nunca se había visto el rostro de las personas que allí trabajan. “No sabemos cuántos son, prácticamente no los vemos en el pueblo, no interactuamos con ellos, es todo muy hermético”, relataría minutos después Alfredo “Chucho” Garrido, exconcejal de Las Lajas, un pequeño municipio a 50 kilómetros de la estación espacial que se convirtió en la base de operaciones cuando el proyecto estaba en construcción.

Una zona estratégica, sin señal y súpervigilada

El terreno donde se construyó la Estación de Espacio Lejano de China fue estratégicamente estudiado. “La Patagonia argentina tiene un lugar privilegiado en el mundo, desde este cielo y con la asistencia de otras antenas instaladas alrededor del planeta es posible tener alcance a los más de 8000 satélites que están en órbita”, explicó Roberto Figueroa, fundador y director del Observatorio Astronómico de Neuquén.

La realidad avala esta explicación. Beijing cuenta con tres antenas de las mismas características en el mundo. Dos están en China. La tercera, es la que está en Neuquén. En lo que se conoce como la nueva carrera espacial, en donde el gigante asiático compite directamente con Estados Unidos, Rusia y ahora también la India, una base como la que está en el sur de la Argentina es sumamente estratégica.

Es por tal motivo que Washington y sus socios están tan preocupados por lo que China pueda hacer con la información que allí recoge, y posiblemente sea por la misma razón que el lugar está tan vigilado: tan sólo en la entrada del predio, y a la vista, hay cinco cámaras de seguridad, tres a un costado y otras dos del otro.

Súpercustodiada y hermética: así es la misteriosa base espacial que China tiene en Neuquén

El camino de tierra que se desprende de la Ruta 40 y que lleva hasta la base espacial no tiene ninguna señalización de la instalación. No hay carteles, indicaciones ni mucho menos banderas chinas, algo que sí se podía ver durante los años de construcción. Las cámaras de seguridad empiezan a estar a la vista a unos 70 metros del predio. La vigilancia es total.

Por tratarse de una zona prácticamente inhóspita, a 30 kilómetros de la estación espacial los celulares ya se quedan sin señal de celular. Sólo puede haber muy frágil conexión telefónica, pero nada de internet. Lo mismo sucede, claro está, a los pequeños poblados que están en la zona. A pesar del largo tendido eléctrico que se construyó específicamente para la estación china, el derrame en el resto de los neuquinos fue prácticamente nulo.

Bajo impacto económico en la región

“Los elementos que hacen que haya dudas en torno a la estación radica en el contexto en el que fue firmado el proyecto, la falta de control y la falta de saber realmente el uso que se le da a la antena y los beneficios que esta antena traía para todos los neuquinos no son tales”, sintetiza Nicolás Montero, concejal de Neuquén.

Este último es un punto que, junto con el misterio que se puede palpar en el lugar, preocupa a los neuquinos. “El impacto económico que tuvo en Neuquén fue casi nulo”, refuerza Martín Pedemonte, quien es docente universitario y referente político de la región de Zapala, para luego agregar: “Prometieron mayor movimiento económico, que las escuelas iban a poder usar el gimnasio, que iba a haber más servicios y movimiento de turismo y educación, pero nada se vio reflejado”.

Los vecinos de la zona aseguran que no hubo un impacto económico como se había prometido al momento de la construcción. (Foto: TN/Agustín Beltrame)

Los vecinos de la zona aseguran que no hubo un impacto económico como se había prometido al momento de la construcción. (Foto: TN/Agustín Beltrame)

Es, sin lugar a dudas, una cuenta pendiente a la que todos adhieren, desde aquellos que defienden la presencia de la estación espacial hasta quienes se manifestaron en contra desde el primer día. Como si formara parte de una parodia, durante uno de los recorridos de TN por Bajada del Agrio, otro de los pequeños pueblos cercanos a la base, con una sonrisa en el rostro algunos vecinos mostraban que no podían sintonizar la radio mientras a pocos kilómetros hay una antena capaz de recopilar incontable información.

Con todo, China repite una y otra vez que la estación es utilizada sólo para fines científicos y espaciales. Pero hay cuestiones que llaman la atención, como por ejemplo el artículo 10 del contrato que ambas partes firmaron en 2012 donde se establece la confidencialidad “respecto de la tecnología, actividades y programas de control de datos”. Lo mismo sucede con los testimonios de prácticamente todos los vecinos de la zona que convivieron con la construcción y lo hacen hoy ya en pleno funcionamiento.

Créditos

Entrevistas: Gonzalo Bañez

Producción: Gonzalo Bañez

Camarógrafo: Marcelo Funes

Asistente de cámara: Gastón Presa

Drone: Agustín Beltrame

Editor: Carlos Christensen

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