Sigue arriba, pero Vélez perdió el ritmo de un puntero que se abre camino y les pone las cosas complicadas a sus perseguidores. Da pasitos en vez de zancadas. Se sostiene en su esencia futbolística, sigue siendo reconocible en su coraje para buscar el triunfo, aunque contra Lanús haya disputado todo el segundo tiempo con 10 por la expulsión de Damián Fernández.
Detrás de un nuevo empate, el cuarto en los últimos cinco partidos, Vélez se llevó el reconocimiento de su gente. Fechas atrás se ganaba el apoyo y el afecto de los hinchas por su fútbol más fluido y los triunfos contundentes; ahora le aplauden que no deje de intentar, que ponga el corazón y busque con obsesión un gol que escasea, que marca en dosis homeopáticas (de los últimos ocho cotejos, en seis solo hizo un tanto y en los otros dos se fue en cero).
Hay diferentes maneras de procesar la condición de puntero. Vélez lo viene haciendo con ansiedad y apuro. Confunde ritmo con urgencia. Cuando en sus mejores momentos hacía un pase más para clarificar la jugada, ahora pretende acortar caminos con pelotazos al montón. Su ambición y la audacia están intactas, no se aparta del espíritu que le valió merecidos elogios, pero ejecuta el plan de juego de manera atropellada.
Difícil encontrar un partido de esta Liga Profesional en el que Vélez no haya atacado más que su rival, en el que no se comprometiera con su propuesta ofensiva. No fue la excepción contra este Lanús más calculador, con más ganas de replegarse que de estirarse para que la pelota le llegara con más frecuencia a sus tres delanteros.
Lo más destacado de Vélez 0 – Lanús 0
De arranque, Vélez volcó los intentos sobre el sector de Thiago Fernández, a quien se pegó como una estampilla quien hasta hace poco era su compañero: Jara. Por las dudas, detrás del lateral se escalonaba enseguida Izquierdoz para cerrarle el paso a la individualidad más desequilibrante de Vélez. Por ese sector también trepaba el eléctrico Elías Gómez.
Lanús le fue dinamitando los movimientos ofensivos al rival. Si no era con los despejes de los centrales, recurría a algún agarrón, a la fricción y también a uno de los vicios instalados en nuestro fútbol: el fingimiento de lesiones de parte de los arqueros cuando se les viene el aluvión. Losada quedó en el piso pidiendo atención médica después de que un tiro libre de Aquino diera en el travesaño. Insólito.
En el remolino ofensivo, Vélez estuvo cerca del gol con un remate desde la puerta del área de Gómez que Izquierdoz despejó sobre la línea. Bouzat era el que procuraba poner más orden y racionalidad en medio de los arrebatos locales. Hacía falta la pausa y el panorama de Aquino, absorbido por el fragor del desarrollo. Pizzini se hacía notar poco sobre la derecha.
Lo que ya era complejo Vélez lo complicó más con esa vehemencia mal encarrilada. A Damián Fernández, reemplazante del lesionado Mammana, se le fue la pierna en una entrada sobre el Laucha Acosta. Para el imprevisible Echenique era amarilla, pero fue roja tras chequear en el VAR. Tercera expulsión en el año para Fernández, que ya dejó a su equipo con 10 en la final de la Copa de la Liga y en el 0-3 contra Rosario Central. En un plantel tan corto como el de Vélez, esos excesos duelen más.
Quinteros rearmó la línea de cuatro con la entrada de Pernicone por Pizzini, mientras Thiago Fernández pasaba a la derecha. Por un rato se la vio mal Vélez, porque Lanús le controló el medio campo, pero al equipo del “Ruso” Zielinski le faltó toda la noche un poco más de audacia, con los veteranos Acosta y Salvio demasiados acomodados en sus pergaminos.
En inferioridad numérica, Vélez no se tentó con asegurar el punto y dejar de arriesgar. Pudo marcar en una escapada de Romero, que buscó la entrada frente al arco de Aquino; el N° 22 cayó, sin que llegue a quedar claro si Peña Biafore le cometió foul. Todo el Amalfitani pidió penal contra un Echenique que ya había exaltado a todos con sus fallos dudosos.
Tras el encuentro, el que tomó la palabra para quejarse fue el técnico Gustavo Quinteros: “Espero que Echenique no nos dirija en los partidos que vienen. Contra Belgrano ya no nos cobró un penal claro y hoy ni siquiera va al VAR (por la caída de Aquino). Uno piensa cosas…, pero espero que no sea así. Estamos preocupados por la situación del arbitraje”.
Braian Romero tuvo la victoria en el final con un remate que se fue desviado, cuando podía haber asistido a Thiago Fernández. El goleador anda medio escondido, como este Vélez al que el liderazgo se le transformó en una brasa caliente.
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