InicioDeportesConocemos el PH de una reconocida fotógrafa, dueña de una estética única

Conocemos el PH de una reconocida fotógrafa, dueña de una estética única

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“A veces, cuando la vida se pone complicada, un entorno que brilla, que copia la luz y la transforma en color, genera un reflejo con el que se tiñen los días… Flasheo mucho”, reflexiona Gaby Messina con una sonrisa. Quien habla es (indudablemente) artista, y a través de esa mirada crea sus obras y espacios.

Entre las copas de las tipas un living de exterior que se usa todo el año.Maia Croizet

Fotógrafa y realizadora, llegó a esta casa hace seis años, con una separación a cuestas y dos hijos adolescentes. Tras vivir en zona norte, Palermo la sedujo con su verde y su oferta de actividades para recorrer caminando. Encontró un PH de 150 metros repartidos en tres niveles; tenía mucho potencial, pero estaba mal aprovechado.

«Con semejante superficie, había una cocina minúscula en el fondo de la planta baja. Me decían que era una locura hacerla arriba, pero amo cocinar y compartir, no me imaginaba encerrada sola en esa oscuridad.»

Gaby Messina, artista, fotógrafa y dueña de casa

Hoy en día la terraza es el ambiente que más disfrutan todos.Maia Croizet

La primera refacción fue transformar la terraza abandonada en un gran espacio abierto que sintetiza cocina, comedor, living y parrilla al aire libre. “Cocinamos, recibimos gente, miramos pelis. La única contra es quién saca la basura de un segundo piso, pero hay dos jóvenes: hacen piedra, papel o tijera y listo”, comenta refiriéndose a sus hijos gemelos Félix y Pedro.

Para hacer los revestimientos se usaron restos de cerámicos que quitaron en la obra, y otros de amigos y familiares que sirvieron para recubrirdesde la cocina y parrilla hasta macetas y baños.Maia Croizet

Un hilo conductor que recorre la casa son las paredes revestidas con trencadís, la técnica de Gaudí que consiste en pegar trozos de azulejos partidos generando un mosaico irregular.

Las inolvidables cortinas de voile bordado eran de su abuela: “Parecen hechas a medida, no hubo que tocarles ni un centímetro”. Maia Croizet

“Me gusta este concepto de lo que está roto pero se vuelve a usar, porque tiene cierta poesía. Lo que se destruye y se regenera: la vida misma”, comenta Gaby desde el lugar que rearmó junto a sus hijos.

Las alacenas vintage estaban en la cocina original de la casa, se reutilizaron sumándoles módulos y pintándolas de amarillo claro. Maia Croizet

Para dar forma a los ambientes, Gaby se valió de objetos y materiales rescatados, como las tablitas del parquet de sus abuelos que usó para revestir la pared del living.

Los revestimientos son protagonistas, en el caso del living el de madera hecho con un parquet antiguo y la chimenea de bronce.Maia Croizet

La chimenea también está intervenida con un collage de varillas de bronce, que cambian de color según la luz y tiene una reja fabricada por su padre. Pequeños fragmentos de historia que, como el mosaico, se unen para generar nuevos significados.

“Me gusta mucho tener detalles que pertenecían a mis afectos. Durante mucho tiempo para los cumpleaños decía: ‘no compren nada, regálenme cosas que ya no quieran’. Para mi son un tesoro, me gusta que los objetos tengan pasado”

Las obras de Gaby Messina profundizan en el universo privado de adultos mayores, en este caso el arquitecto Clorindo Testa, emblema del brutalismo en el país.Maia Croizet

“En mis fotos inconscientemente busco situaciones familiares del hogar que te invitan a sonreír; quería que eso quede impreso en la imagen para siempre, y supongo que se trasladó a mi casa”, reflexiona Messina.

E inevitablemente al ver su casa se reconoce ese lenguaje tan propio de alguien que elije retratar a adultos mayores y reivindicar detalles y estéticas que en general se consideran demodé.

En el primer piso, el baño conserva sus azulejos originales color turquesa, pero destrozados y vueltos a pegar. Una cómoda antigua sirvió de base para el vanitory. Maia Croizet

“Creo que mi lugar intenta ser un espejo vital de mi existencia, porque trato que cada detalle me devuelva una energía poética, experimental, positiva, sensible”

La foto de la serie Grandes mujeres que fue tapa de su libro homónimo.Maia Croizet

La planta baja era originalmente el centro de la vivienda, pero Gaby la transformó en su trinchera personal; un estudio con dormitorio, kitchenette, baño y patio. Ahí descansa, trabaja, tiene reuniones, y planea el futuro: cuando sus hijos no estén, lo alquilará como monoambiente.

El marco del dormitorio lo dan las cortinas en encaje de tul bordado, un viaje décadas atrás que dialoga con el cubrecama rosa viejo y los almohadones típicos de los setentas. En el patio, un farol de fundición que trajo de su patio en Vicente López. Maia Croizet

“Convertí este piso en mi lugar: acá duermo pero también es mi oficina, mi espacio de soledad y el único totalmente mío. Mis hijos son gemelos adolescentes, así que cuando arman lío con amigos yo me refugio acá”

El escritorio de su padre y el juego de dormitorio materno le dan arraigo a un ambiente repleto de cuadros y libros ordenados cromáticamente.

La artista en su escritorio, parte de la planta que reserva para su uso personal. Como da a la calle, los vecinos se asoman a saludar o traerle un regalo a Walter, que acompaña a su mamá por todas las plantas a lo largo del día.Maia Croizet

Mientras prepara una muestra en Angola para el año próximo, Gaby también planea repintar paredes y seguir cubriendo la terraza de mosaico con la misma pasión que le pone a su trabajo. “Para mi en un lugar no importan las dimensiones. Si me trae colores, reflejos, brillos, texturas, personas, recuerdos, calidez; si me inspira, me provoca ganas de compartirlo y me pone feliz volver… si todo eso pasa, está funcionando”, concluye.

Gaby junto a Walter, su gran compañero.Maia Croizet

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