A pesar de que la naranja es la fuente más conocida de ácido ascórbico, popularmente llamado vitamina C, existe una fruta cuyo contenido es 40 veces mayor, y se trata de la acerola, la cual se cultiva principalmente en Brasil y México.
De un sabor ácido y amargo, entre uno y cuatro centímetros de tamaño y un peso de entre dos y 15 gramos, la acerola posee grandes cantidades de fitonutrientes como ácidos fenólicos, flavonoides, antocianinas y carotenoides, aunque se destaca por su gran proporción de vitamina C.
El consumo de acerola puede ser ampliamente beneficioso para el sistema inmunológico, contribuyendo a la prevención de resfriados y otras infecciones. Asimismo, su alto contenido de vitamina C ayuda a combatir los radicales libres y proteger las células del daño oxidativo debido a su acción como antioxidante.
En ese sentido, el ácido ascórbico presente en el pequeño fruto tiene la capacidad de mejorar el estado de la piel al producir colágeno, una proteína que la mantiene firme y elástica. Para obtener los beneficios de la acerola, el mejor método es consumir el fruto fresco, ya sea sola, en ensaladas o mezclada con otras frutas.
Destacada sobre el resto de las frutas por su alto contenido de vitamina C, la acerola es conocida también como cereza de Barbados o cereza de las Indias Occidentales y florece en climas cálidos y tropicales, como en Brasil (uno de sus mayores productores) y México.
Por las condiciones climáticas que precisa para florecer, el cultivo de acerola se extiende desde el sur de Texas hasta el norte de Sudamérica, pasando por Centroamérica y todo el Caribe, además de la India.
Por Pedro Ioskyn
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